La cartelera empezó a circular días antes. Aunque más que una promoción, fue una filtración del almuerzo que el presidente ofrecería a los diputados que votaron a favor del proyecto de reforma de la Caja de Seguro Social. O al menos eso era lo que se comentaba en redes sociales.
La ubicación: lejos de la ciudad, en una provincia golpeada por la paralización de la mina. Allá sería el convivio entre diputados e invitados especiales.
Los carros empezaron a llegar, y los invitados, a intentar esquivar las cámaras. La noticia se regaba por las redes, sazonada con la salsa picante que le agregan tanto los detractores de este tipo de actos como los que pescan en río revuelto.
Los ganchos al hígado iban desde las redes sociales directo a los altos funcionarios que dejaban atrás los ruidos de la capital para disfrutar de la brisa penonomeña. Por alto es la tierra de los molinos de viento.
Los golpes también alcanzaban a los comensales, por el simple hecho de haber aceptado la invitación, aunque algunos justificaron su presencia como una oportunidad para hablar directamente con el presidente sobre los temas que aquejan a sus circuitos.
Uno de los costalazos más sonoros fue para el Mochilero Lombana, quien había asegurado que nadie de su partido asistiría al evento, pero al final se estrelló con la cruda realidad. Y como él, varios más terminaron tragando en seco.