- jueves 26 de mayo de 2016 - 12:00 AM
PROCESO
‘Consumía más marihuana y alcohol que comida', recuerda con muestra de arrepentido Aurencio Vargas, quien desde hace seis meses ha hecho de la Fundación Remar su hogar. Junto a él, otros 130 hombres luchan todos los días por escapar de las garras de las drogas.
Vargas es un hombre de 64 años que dedicó los últimos años de su vida al consumo de la droga conocida como piedra.
‘Yo hice de la droga mi ídolo', expresó Vargas, quien hasta diciembre de 2015 deambulaba en calle 25 Calidonia. En ese sector ayudaba a los conductores a estacionar sus vehículos y a las mujeres les cargaba las bolsas del supermercado. Ambos oficios le ayudaban a ganar dinero para comer y para su piedra.
‘Llegaban donde mí a venderla, yo no tenía necesidad de ir a buscarla', dijo Vargas, quien ingresó a Remar de la misma forma que lo hicieron ayer cinco indigentes que el Municipio de Panamá sacó de las calles de Calidonia durante un operativo.
Raúl González, encargado del campamento de Remar en Chilibre, contó que muchos indigentes se resisten al ser llevados a la fundación, pero al recibir apoyo psicológico y espiritual cambian su forma de pensar.
Un año para liberarse
Doce meses le toma a estos hombres desintoxicarse completamente.
Durante tres meses ellos reciben talleres de ebanistería, soldadura, emprendimiento, manualidades entre otros.
El decreto alcaldicio 1813 de septiembre de 2000 establece que los indigentes que son captados por el Municipio deben permanecer tres meses obligatoriamente en Remar. Pasado ese tiempo ellos pueden elegir quedarse o volver a su vida habitual. Si se quedan tendrán que pasar nueve meses en tratamiento que Remar les brindan.
Isac Atencio, director de Desarrollo Social del Municipio, dijo que una vez a la semana realizan estos operativos. ‘En la capital hay cerca de 400 indigentes', manifestó.
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‘Dios me dio otra oportunidad porque ya estaba perdido'
REHABILITADO
