La arquitectura de Panamá Vieja (II parte)

La ciudad se erigió en forma rectangular y el avance constructivo de la ciudad se llevó a cabo hacia el oeste
  • miércoles 28 de agosto de 2019 - 12:00 AM

Existen versiones encontradas de la arquitectura de Panamá en función de lo que propone la obra: Panamá Viejo de la aldea a la Urbe, que señala ‘la arquitectura de Panamá Viejo era austera y relativamente sencilla'. ‘Su estilo se basaba en tradiciones constructivas y artísticas muy diversas, arraigadas ante todo en poblados del sur de España'. Con respecto a este sentido, coincide con Sosa, al señalar que: ‘modesto fue el comienzo de Panamá y tarda y difícil su desarrollo urbano'. Otra apreciación de la arquitectura es la de Mario Molina, quien señala que existían mercaderes ricos con casas de balcones de balaustres tornados. La tercera parte de las casas eran de bohíos de paja. No obstante, el desarrollo de la arquitectura fue lento y tiene relación con su desarrollo mercantil.

La ciudad se erigió en forma rectangular y el avance constructivo de la ciudad se llevó a cabo hacia el oeste. Con una estructura que denota una función religiosa y mercantil. Esta dualidad de criterios respondía a las necesidades de colonización y conquista para facilitar las condiciones del trasiego de mercantil y las expediciones, por lo que era una simbiosis de ciudad religiosa y ciudad mercantil. ¿Cuáles eran los materiales de construcción? Entre ellas piedras, cal y canto madera de cedro, caoba y corotú (Guanacaste), piedras de río y conchas de mar. En su interesante estudio de Panamá la Vieja, el Dr. Molina explica que, en el siglo XVI, uno de los hombres ricos Gómez de Tapia poseía una fábrica de tejas. A la vez se acostumbró al uso de barro, y cuyo trabajo correspondía a los negros esclavos. Había hornos y canteras de cal, así como carpinteros especializados en el torneado de la madera.

Los edificios rodeaban la ciudad tal es el caso del Hospital San Juan de Dios en 1545, el cual tenía un área de 4,470 metros cuadrados y patio. En sus orígenes, se encontraba en una pobre casa de tablas Los religiosos también sirvieron en la atención médica y reparaban las paredes y luego se estableció un asilo. Funcionó un hospital militar construido de cal y canto y en su interior camas de madera. Para mantener la estructura del edificio y remozar con piedras y cal y canto, se hicieron donaciones del Cabildo.

Hay que anotar, además, el caso de los puentes, como el del Matadero, construido al principio de madera en el área de Algarrobo que establecía la comunicación con Natá. Con función igual que el Puente del Rey, para el trasiego de las mercancías y personas, se reconstruyó de piedras, cal y canto. Puntual referencia hay que hacer al edificio del polvorín levantado de madera y remozado de cal y canto en 1616, y fue mandado a estallar por el gobernador Juan Pérez de Guzmán, el 28 de enero de 1671. Estaba en la calle de la Carrera cerca de la plaza mayor, a escasos metros del mar.

En una sociedad clasista y de marcadas diferencias sociales, la justicia se ajustaba a la condena del infractor, para ello edificaron la cárcel. Edificio que sufrió innumerables problemas por la débil estructura. Ella fue construida en la parte superior de la plaza mayor. En otro aspecto importante se encuentra la Casa de los Genoveses que, según Exquemelin, citado por Sosa dice: ‘uno de los mejores edificios de la ciudad por sus proporciones y de suntuosidad, hay que decir, sin embargo que en 1671 no eran ciudadanos de Génova los que hacían ella el negocio de negrería. Hay más; no había, en la época que nos ocupa, contrato alguno sobre este particular, como puede demostrarse con colección completa de tratados'.

Edificios y casas con estilo colonial y sus cárceles al igual que sus hospitales fueron adaptados a los medios con patrones extranjeros hispanos, tanto de los pobres como de los ricos mercaderes y chapetones con sus lujos. Eran edificios con su arquitectura, según patrones fuera de la concepción tradicional prehispánica. Esa constituye parte de nuestra historia. Pero hace falta ver en perspectiva real y humana el aislacionismo de los pobres que no disfrutaban de estas pomposas edificaciones, y se recluían en marginales sectores de casas de pencas y en mayor marginalidad social.