• martes 31 de diciembre de 2025 - 12:00 AM

Ponte duro pa’l 2025

En pocos días le diremos adiós al año viejo. Con todo y las limitaciones económicas, las familias panameñas se las arreglaron para disfrutar de la tradicional cena de fin de año, con regalos y todo lo demás incluido. Y, como de costumbre, recibiremos el 2025 comprometidos con un rosario de buenos propósitos, que sabemos que no cumpliremos.

Por el temple de mi carácter, de buenas a primeras no podríamos sumarnos al coro del pesimismo. Al igual que la mayoría de los panameños que seguimos luchando por mejores día, observo que en la política y la economía se presentan algunos signos que pintan de gris el futuro del país.

La sociedad espera impaciente que en el Año Nuevo se conozca el desenlace de la reforma legislativa de la Caja, pues resulta complicado que las partes involucradas flexibilicen sus posturas. Otros temas de interés nacional se mantienen agendados para ser atendidos. En caso de que los actores políticos se mantengan radicalizados, con el riesgo de que las tensiones sociales se agudicen.

Ante semejante disyuntiva, el gobierno debe actuar como el facilitador imparcial y no como una entidad antagónica a los intereses de la sociedad. La idea de que los gobiernos tienen como principal objetivo asegurar su existencia es contraria a los principios democráticos.

En tiempos de crisis, los gobernantes deben asumir sus funciones como estadistas, construyendo o consolidando su conexión con los gobernados. Si se llega a producir esa desvinculación, su fuerza terminaría supeditada a las atribuciones y facultades que le otorga el orden jurídico. Y ante las pretensiones imperiales de recuperar el Canal, nuestraS debilidades se potencian, pues ahora necesitamos “liderazgos y no funcionarios” para asegurar la defensa de nuestros intereses nacionales.

En ese sentido, “ponernos duros” no significa propiciar las radicalizaciones, sino “cerrar filas” ante los problemas que enfrentamos como país. Para todos, este año se hizo evidente cómo venía menguando el inolvidable, penetrante olor de los pinos y los jamones, propioS de aquellos diciembres pasados. Si no nos proponemos a juntarnos para resolver los problemas, el Seguro, la educación y la salud pública, terminarán reducidos a recuerdos de buenos tiempos idos.

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