• viernes 06 de mayo de 2022 - 12:00 AM

Carta a Rommel 

Hoy es una fecha de tristeza, pero también de gozo porque dejaste en alto el apellido del abuelo Churruño, en alto el Gutiérrez

Con lágrimas escribí ayer, en un jueves de lluvia, estas cortas y emotivas líneas, en un año más que te extraño, al igual que te extraña el patio del arrabal que nos vio nacer.

Hace 29 años el Creador necesitaba un jugador en su selección en el más allá. Quizás Panamá, Tenerife, Valencia, Albacete y toda la gente que te quería no lo entienda. Yo tampoco lo voy a entender, si en ese momento desgarrador, partiendo al cielo, en los brazos de mi hermano Rolando, expresaste: “lo que Dios quiera, primo”.

Tantos recuerdos llegan a mi memoria... las puñeras constantes que teníamos por las zapatillas recién compradas con mucho esfuerzo, que conseguía al igual que tú cuando trabajábamos de carretilleros en un supermercado de calle 50. Para mí hoy es cuestión de pensar que solo eras un adicto al fútbol (hoy miles de personas se sienten orgullosas de esa enfermedad).

Jacke, Tito, Charlie, Caball, tía Marlene, abuela Carmen, Armando están gozando de tu presencia en el más allá, soportando las jodederas que de niño solías tener.

Hoy esta fecha me llena de tristeza, de dolor, de soledad, pero también de gozo porque dejaste en alto el apellido del abuelo Churruño, en alto el Gutiérrez. [Rommel Fernández Gutiérrez].

Quiero, pues, agradecerte desde lo más profundo de mi corazón.

Sigue guiando con mucha fortaleza a nuestra juventud para continuar tus pasos agigantados de humildad, esfuerzo y tesón para que este terruño bendecido espere mejores días.

Hermano, espero darte un fuerte abrazo cuando llegue a tu morada.

Comunicador Social

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