Hace 39 años desapareció en el mar con todo y peces



- domingo 01 de noviembre de 2020 - 12:02 AM
Dos pescadores artesanales salieron a su faena desde la playa Boca Nueva en Río Hato, tuvieron un percance en alta mar y dos de ellos pudieron salir pero uno no lo logró.
Debido a su avanzada edad y a problemas de salud, [sordera aguda] fue imposible conocer la experiencia vivida por los dos sobrevivientes del naufragio, pero familiares y habitantes de Río Hato recuerdan retazos de la vieja historia.
¿Qué pasó?
Pablo Garcés, un pescador artesanal salió una mañana de febrero de 1981 a conseguir el alimento del mar, en compañía de un amigo, Ezequiel Jaén, conocido en el barrio como ‘Cheke', vecinos de la comunidad de Río Hato, una población de 16,000 habitantes del distrito de Antón en la provincia de Coclé.
Tratamos de contactar al sobreviviente en el poblado pero Cheke de avanzada edad sufre trastornos físicos como sordera y falta de memoria para describir el acontecimiento.
No obstante, Benedicta Reyna, hijastra de Pablo Garcés, sí recuerda la tragedia.
Ella relata que el dúo de pescadores se hicieron a la mar el 23 de febrero de 1981, apertrechados con las redes cocidas a mano, alimentos preparados y otros artículos propios de la expedición marina.
Benedicta sostiene una de las dos versiones que se divulgaron entre la comunidad y pescadores de la época: ‘la marea comenzó a subir y hubo una abundante pesca pero las furiosas olas voltearon el bote probablemente por la carga extrema de peces', comentó.
Según contó Cheke a Benedicta antes de quedar sordo, él se agarró del bote accidentado y vio a Pablo hundirse trató de darle una mano pero desapareció tras un intenso oleaje para nunca más aparecer.
Búsqueda
El náufrago estuvo más de 24 horas a la deriva. La noticia corrió entre los pescadores de las playas del Pacífico y fue rescatado el 25 de febrero cerca a la playa en el distrito de Chame.
Finalmente el cuerpo de Garcés nunca apareció a pesar de una búsqueda de varias semanas por todo el sector.
Benedicta recuerda que un grupo de pescadores de Río Hato se unieron para lanzar redes esperando hallar el cuerpo de su padrastro pero no fue posible.
‘Sabíamos que la mar bota los cuerpos hacia la orilla y todos se unieron y tiraron redes, pensamos que algún tiburón lo devoró', puntualizó con añoranza Benedicta.
Los más longevos habitantes de Río Hato, como el señor Zurita, recuerdan a Pablo como un hombre luchador y dedicado a su familia.