• sábado 13 de diciembre de 2025 - 12:00 AM

¡Los grandes retos siguen pendientes!

El principal es reducir la rampante y creciente desigualdad, aspecto en el que, como nos ha recordado un reciente informe de la CEPAL, tenemos la deshonrosa distinción de ocupar el segundo lugar.

Como ha sido la práctica en todos nuestros torneos electorales, para los comicios del 2024, todos los candidatos y, también el que resultó ganador, prometieron resolver nuestros problemas más urgentes: 1) La crisis de la seguridad social y del sistema de pensiones, 2) la crisis del sistema nacional de salud, bajo la competencia del ministerio del ramo, 3) La crisis del agua, que castiga prácticamente a todo el país, pero principalmente a los sectores rurales, 4) Decidir el futuro de la minería del cobre, 5) La crisis de la administración de justicia, 6) La reorganización de la Administración Pública. Y como corolario a esas promesas, el ganador de las pasadas elecciones aseguró que no bien se instalara pondría en los bolsillos del pueblo “buco chenchén”.

Desde que Roosevelt, hace casi un siglo, anunció las medidas que tomaría durante los primeros 100 días de su gobierno para rescatar a su país de la “gran depresión”, se ha hecho costumbre, también lo hizo el actual, que los gobernantes lo imiten con anuncios de plazos similares para demostrar resultados.

Sobre ese plazo, entonces comenté que, por cuanto nuestros gobernantes asumen el cargo los primeros de julio y supuestamente en la primera legislatura deben presentar las iniciativas legislativas para definir los rumbos de su gestión, principalmente mediante el proyecto del Presupuesto para el año siguiente, era mejor referencia el plazo de 180 días, hasta el 31 de diciembre del 2024, para hacer las primeras evaluaciones.

Después del burdo sainete en que se convirtió la aprobación del Presupuesto y los forcejeos para aprobar (más claramente imponer) las reformas a la seguridad social, que ahora rodarían cuesta abajo con la anunciada integración CSS-Minsa, si algo se puede concluir es que ni en los 180 días, ni en los 18 meses de la presente gestión gubernamental, ni medianamente se han cumplido las promesas hechas al electorado y, lo que es aún peor, que no hay ningún avance previsible, por más que la propaganda oficial trate de vender falsas imágenes que no se corresponden con la angustiosa realidad de nuestros sectores más castigados por la pobreza.