9 de enero de 1964 II Parte
- jueves 16 de enero de 2020 - 12:00 AM
Los tronazos de las balas de fusiles y ametralladoras silbaban por encima de los cuerpos de los estudiantes y de la muchedumbre, quienes se volcaron a la avenida 4 de julio. Algunas de estas balas acertaban y otras rosaban los cuerpos. Cae herido el estudiante Hurtado, de sexto año del Instituto Nacional, y es levantado por Rinsky Sucre y trasladado al Hospital Santo Tomás. Los tronazos se escuchaban más seguido y apareció el equipo pesado militar de tanques y sus cañones se dirigían a la población que tiraba piedras y colocaba barricadas en la calle.
La población civil improvisó bombas molotov y los grupos de jóvenes, ante las ráfagas de balas, intentaban cruzar la cerca y colocar la bandera panameña. Anochecía y proseguían los soldados tirando gases lacrimógeno e iban cayendo más heridos. A pesar del fuerte armamento de los gringos, les imposibilitaba contener a la furiosa asonada de los panameños. Ante la eclosión multitudinaria, el capitán Wall llamó por teléfono al mayor Urrutia de la Guardia Nacional y lo incitó a que reprimiera a la población. Esa solicitud no fue aceptada por la policía.
Los estudiantes, incluyendo las jóvenes, socorrían a sus compañeros. Qué valentía de las mujeres. Permanecían tras las paredes en las que pegaban las detonaciones de las ametralladoras. Un grupo de estudiantes llevaron la bandera desgarrada y el estandarte de la Federación de Estudiantes al colegio. Otro grupo permaneció en las calles entre ellos, el estudiante Villarreal quien estuvo varios días en el Instituto Nacional. Piedras contra bombas, metralla y tanques. El ejército más poderoso del mundo no podía detener a los jóvenes institutores y al pueblo enardecido.
Por un descuido de las tropas invasoras, un grupo de estudiantes y civiles se tomaron la estación de Ancón del ferrocarril. El ejército se reagrupó y trataban a punta de tronazos detener la entrada de los panameños a los barrios de la Zona del Canal. Previendo una toma de un sector del límite de la Zona, el general O'Meara ordenó el desalojo de las residencias limítrofes de los barrios populares. El Instituto Nacional se convirtió en un cuartel de refugio y de atención de estudiantes y civiles heridos.
Un humilde tapicero, Francisco Herrera, intentó sembrar banderas cerca del hotel Tívoli, y recibió andanadas de bombas lacrimógenas y fue trasladado al Hospital Santo Tomás. Indignado, sufrido y llorando se levantó de la camilla del hospital y volvió al Instituto Nacional.
En Colón, el enfrentamiento fue feroz y el gringo con fusil y bayoneta calada le parecía increíble cómo los colonenses marchaban por las calles, gritando consignas y enfrentaban a los gringos cuerpo a cuerpo.
Esos días fueron de inhiesto dolor en que las horas corrían y la bravura del panameño crecía como olas embravecidas. La quiebra de la moral del soldado era evidente. Unos mozalbetes, unos niños derribaron el honor del imperio. Qué vergüenza para los altos oficiales. Las fuerzas de los jóvenes parecían estatuas de bronce andantes que el poder del plomo no los doblegaba. Fuerza incorpórea de dignidad en rápida guerra blandiendo las tenaces figuras de las esfinges donde sus alas los protegían del plomo invasor. No valieron sus armas, sus medallas y menos sus estrellas.
Empiezan a caer los heridos y el primer muerto, Ascanio Arosemena, miembro de la Cruz Roja, ese baldón de ignominia gravitara eternamente en las páginas de la historia del imperio. Ascanio, de un metro y sesenta un centímetros de alto, había sido medido por un francotirador y le dispara la bala y le penetra en la región daltoides superior del brazo derecho de 9 mm de diámetro. El pulmón derecho presentó perforación por el proyectil en el Lóbulo superior, que lo atravesó oblicuamente de arriba hacia abajo.
La hemorragia fue masiva porque la aorta fue atravesada por el proyectil. La bala se encontró en el ángulo diafragmático izquierdo (documento de la autopsia p. 2). La hostilidad del ejército crucificó otra víctima: Rosa Landecho, de 11 años, residente en el multifamiliar de calle M. Ella recibió el disparo cuando se asomó desde el balcón del apartamento. La bala penetró en la frente. El informe establece: ‘orificio de entrada de proyectil de arma de fuego, de 7 mm, de diámetro de bordes irregulares, y con orificio de salida en la región occipital izquierda de 8 mm. De diámetro. …Hemisferio izquierdo presenta un trayecto de destrucción en su porción central con hemorragia que atraviesa a todo lo largo del hemisferio izquierdo con orificio de entrañada y salida …los ventrículos cerebrales presentan amplia inundación hemorrágica', (autopsia p. 1-2). Otra víctima del pueblo fue Alabarca Ávila Maritza de 6 meses ‘residía en calle 14, Amador Guerrero, de pelo negro, de piel morena clara. Ropas: una camisita con adornos rosados, un pañal blanco con adornos verdes y chocolates con dos imperdibles sujetos…. Signo de muerte palidez un poco marcada, por la nariz sale liquido serosanguinolento unos 50 cc. Se envía cerebro en un frasco para futuro examen toxicológico'. Y mientras tanto, otros seguían cayendo.