• martes 20 de noviembre de 2012 - 12:00 AM

Unidad vs. plutocracia

Así como la democracia es el gobierno (cracia) del pueblo (demos); la plutocracia es el gobierno (cracia) del dinero (plutos).

Así como la democracia es el gobierno (cracia) del pueblo (demos); la plutocracia es el gobierno (cracia) del dinero (plutos).

A pesar de que sé de más de siete personas —entre miembros de su Gabinete y figuras ajenas a su partido— a quien el presidente Martinelli le ha ‘ofrecido’ la candidatura presidencial oficialista, muchos creemos que todavía no ha abandonado el proyecto reeleccionista; ese es el plan A. Pero parece haber un plan B y un plan C que prevén el escenario en que le es imposible ‘jugarle vivo’ a la Constitución Política y al pueblo panameño y en el que los recursos políticos, económicos, mediáticos y paramilitares se dedicarán a buscar la continuidad del proyecto plutocrático a través de algún otro ‘socio’. En los planes alternativos a la perpetuación ‘a la Chávez’, Ricardo Martinelli y sus socios ‘tendrían corriendo por lo menos tres caballos en esa carrera’, como me dijo un amigo. Y la fiesta continuaría por varios lustros más ‘a la Putin y Medvédev’.

Frente a esos planes que buscarían colonizar varios partidos y movimientos opositores, a través del apoyo económico y mediático a ‘los otros caballos de la carrera’ para que se conviertan en los candidatos alternativos al del CD, y junto a esto, buscar la fragmentación de las fuerzas opositoras para intentar reelegir al CD por mayoría relativa, hay que construir una Coalición Opositora Nacional para Panamá. Hay que diferenciar una coalición de una alianza. La coalición no solo establece una sola propuesta electoral a los diversos cargos —como sería la simple alianza—, sino que, además, incluye una plataforma o programa de gobierno común, un sistema para coordinar y gestionar la coalición durante la campaña y después de esta y un compromiso de mantener la unidad mientras dure la amenaza antidemocrática, pase lo que pase en las elecciones.

Creo que algunos partidos y algunas personalidades han recibido la propuesta con sentimientos mixtos. Por una parte comprenden que frente al tipo de contienda electoral que enfrentaremos en el 2014 —más parecida a la de 1989 que a la de 2009— en la cual los fondos públicos, la propaganda oficial, el aparato estatal y la Fuerza Pública serán utilizados sin ninguna restricción ni escrúpulo, solo una gran coalición opositora podrá derrotar con suficiente amplitud el proyecto de perpetuación, como para hacer un fraude imposible; pero por otra parte están los proyectos personales largamente trabajados y las utopías de una ’democracia sin partidos’ que parecen impedir un acuerdo.

Creo que hay fórmulas para resolver esto y construir la gran Coalición Opositora Nacional, pero para poder, primero hay que querer. Y ahora lo importante es querer a Panamá.

*PRESIDENTE DEL PARTIDO POPULAR