- lunes 15 de septiembre de 2025 - 12:00 AM
Sembrar para que otros cosechen
En el desempeño de funciones públicas, muchas veces (o casi siempre) no vemos el fruto de las semillas que sembramos, sino que las cosechan otros, en su mayoría los menos indicados.
Ha pasado así históricamente, los más recientes en 1999. Le tocó a una presidente arnulfista recibir el mando del Canal de Panamá, después que históricamente ese partido se había opuesto a la ratificación de los Tratados Torrijos Carter. Igual pasó con el proyecto de ampliación de la vía interoceánica, que inauguró el presidente Varela, cuyo partido se había opuesto radicalmente al proyecto de forma vehemente. Pero a la hora de celebrar, la gente no se acuerda.
El Metro de Panamá fue diseñado, con proyecto de factibilidad y financiamiento en la gestión del presidente Pérez Balladares y entregado al siguiente gobierno, para su ejecución. Pasaron dos quinquenios y el proyecto dormía en una gaveta y llegó Martinelli, lo sacó y lo ejecutó, tal cual había sido diseñado, con una ligera variación para beneficio de sus propiedades personales y lo inauguró con bombos y platillos. Si se hubiera construido diez años antes, no hubiera costado tanto y hoy tendríamos más líneas.
Hago estas reflexiones por varias razones: porque he visto que hay mucha mezquindad en reconocer de quién fue la iniciativa de determinado proyecto, sobre todo si se trata de opositores políticos.
También porque es fácil hacerse con los méritos ajenos alegremente, sin mencionar que las iniciativas de otros son el precedente que permitió que algo planeado y trabajado por otros, llegue a feliz término.
Lo más fácil es inaugurar obras sin concluir, como proyectos emblemáticos, tal como el puente Centenario, que se inauguró sin los accesos, por el apuro en gritar a los cuatro vientos que había sido de una determinada gestión.
No veo muy probable que el mentado ferrocarril a Chiriquí, cuyo diseño, estudios ambientales y de otro tipo, todavía no conocemos, se culmine en esta gestión. Valdría la pena estudiar a fondo si realmente es necesario, y si, estando las arcas del estado, según dicen, en serios problemas, no sería más adecuado invertir esos dineros en solucionar los problemas ingentes que tiene el país.
En lo que a mí respecta, creo que los servidores públicos, con hacer el trabajo, aunque no se vea realizado, cumplen con su obligación.