• martes 02 de julio de 2019 - 12:00 AM

Retos de Nito

El inicio de la Administración, este 1º de julio, hace que los panameños nos hagamos ilusiones con un ‘buen gobierno', teniendo como base el dicho...

El inicio de la Administración, este 1º de julio, hace que los panameños nos hagamos ilusiones con un ‘buen gobierno', teniendo como base el dicho: La esperanza es lo último que se pierde.

Tal forma de pensar atribuye a la buena voluntad de los gobernantes los cambios más importantes que requiere el país, pero deja de lado los condicionamientos estructurales en el desempeño gubernamental. Es así, como se tiende a hablar de un compás de espera de 100 días, para evaluar al nuevo gobierno.

Se nos quiere vender la idea a través de los discursos políticos y los medios de comunicación que la corrupción y el clientelismo fueron superados porque solamente 16 de los 71 diputados fueron reelectos y porque la alianza de partidos triunfante en las elecciones es mayoritaria en la Asamblea, y por ende, no requiere ‘pactos de gobernabilidad'. Igualmente, que la justicia y certeza del castigo se obtendrán con las reformas constitucionales propuestas por la Concertación Nacional.

Sin embargo, las reglas éticas del Presidente electo de: ‘No robar', ‘no mentir' y ‘no traicionar al pueblo', no impedirán la avalancha de espacios políticos exigidos por sus copartidarios, así como no serán cortapisa para un posible enriquecimiento personal a costa del erario. Tampoco constituirán freno alguno a las excesivas potestades presidencialistas que serán ejercidas con el beneplácito de un poder económico que financió las diversas campañas electorales y de una banca internacional que espera que sus inversiones en el país sean redituadas con creces, no obstante que haya que adoptar, entre otras cosas, penosos aumentos a los impuestos y duras reformas a la seguridad social.

El cierre de AUPSA, asimismo, no mermará las importaciones de productos básicos que provocan la ruina del productor local. Y la privatización de servicios públicos, como el agua, no se detendrá a través de la creación de Asociaciones Público-Privadas.

Los retos de Nito se debaten entre el cumplimiento de un discurso conveniente para la obtención de votos y sus aparentes buenas intenciones personales, con los intereses de grupos del poder hegemónico interesados en mantener el status-quo.

La convocatoria a una Constituyente es una oportunidad de oro para permitir cambios estructurales de la mano del pueblo, pero no es aprovechada porque, como dice otro refrán: Los ricos viven de sus millones, y los pobres de sus ilusiones.

ABOGADA Y DOCENTE UNIVERSITARIA

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