- sábado 20 de septiembre de 2025 - 12:00 AM
El trote despiadado al que, una vez más, se ve sometida la Universidad de Panamá, secuestrada por quienes desean que esta siga siendo manejada como un botín político acarreará, más temprano que tarde, consecuencias impredecibles al país.
Los últimos treinta años, sus autoridades la han distanciado aún más de “la Universidad cultural, educadora y libre, sin claustros cerrados, ni divisiones artificiales”, que predicaba Don Octavio Méndez Pereira, para hacer de ella “un centro burocrático, fábrica de títulos y vivero de profesiones, tan limitadas como un oficio manual”; donde no “se estimulan la mente creadora y la acción”, donde no “se enseña a obrar y pensar por sí mismo para la labor común y el bienestar social...”
La reelección del Rector y de los Decanos, vicedecanos, directores y subdirectores de Centros Regionales, busca afanosamente repetirse, nuevamente para poder perpetuar una estructura autocrática, antidemocrática y anticientífica, además de anti académica, para la Universidad de Panamá.
La democratización de la Universidad y la búsqueda de la excelencia académica, han cedido su lugar a una institución amorfa y desgraciada, que atraviesa crisis tras crisis sin encontrar su destino.
En lugar de una Universidad que repudie la demagogia y el caos; que aplauda la pluralidad de ideas y la crítica; que cuente con todos los instrumentos indispensables para cumplir con su misión, la reelección busca reproducir ña corrupción, las bravuconadas, amenazas, desplantes, persecuciones y demás absurdos a los que recurren los enemigos de la Universidad.
Así pues, a la emboscada reeleccionista no se le llama emboscada, se le llama “necesidad de continuar un programa...”. A la violación flagrante de la Ley Orgánica de la Universidad, no le llaman delito, la denominan “el camino a seguir”. Olvidan que “contra el delito solo hay una cosa que no es ni puede ser permitida: someterse al delito”.
Somos cada vez más los universitarios que hemos aprendido, con Mario Benedetti, que “uno no siempre hace lo que quiere pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere”.