• viernes 01 de agosto de 2025 - 12:00 AM

Purga

En política, el espacio que queda vacío, otro lo ocupa. Partiendo de esta premisa, la purga que realiza el gobierno de Panamá contra la izquierda, pronto podría pasar factura. La sociedad panameña está constituida mediante un régimen democrático que sopesa la libertad y las garantías constitucionales, regidas bajo un estado de derecho.

Hasta las dictaduras del siglo XX en Panamá, fueron constituidas para preservar el poder político de la derecha oligarca y los intereses de los EE.UU. sobre el Canal y sus bases militares. No existen registros, más allá, de algunos movimientos estudiantiles y sindicales organizados, de una asociación evidente con estructura socialista en el país.

No obstante, es inobjetable el cambio de orientación del pensamiento político y social del panameño, más allá, del plano económico, del cual todavía se sigue aferrado, al bien valorado dólar.

A diferencia del resto de Latinoamérica, por diversas razones históricas y geopolíticas, la izquierda panameña ha sido disfuncional en cuanto al plano electoral. Sin embargo, la bandera roja ha sido mayormente enarbolada por los grupos sindicales de la construcción, principalmente, por el SUNTRACS.

El escaso valor político de la izquierda en Panamá, se ha minimizado en gran medida por el apoyo irrestricto a las dictaduras de Cuba y Venezuela, quienes han financiado sus propósitos ideológicos, principalmente en entornos académicos y sindicales.

La imposibilidad de responder objetivamente a los cuestionamientos sobre derechos humanos y de las aberraciones antidemocráticas de Cuba y Venezuela, terminó alejando a los zurdos panameños del debate objetivo, lo que pudo haberle dado mayor redito político en las urnas.

Seguramente, el liderazgo del SUNTRACS en la izquierda política panameña, haya sido el talón de Aquiles de su involución. Con Saúl Méndez y Genaro López fuera del ruedo, la administración derechista de José Raúl Mulino podría haber producido, sin esa intención, el caldo de cultivo que requería la izquierda para germinar en nuevas formas, más atractivas e influyentes, que las que producen en el imaginario colectivo las botas, el casco y un palaustre.

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