Si hay algo que por salud mental deberíamos hacer en tiempos de gran dificultad, es mantenernos a distancia de las personas pesimistas. Al decir esto, no habremos descubierto “el agua tibia”, porque los malos momentos sólo se pueden superar, “poniendo la mejor cara”.
La gente sólo habla de problemas. Así que hoy cabría preguntarse, de dónde sacan fuerza los vendedores ambulantes, las empleadas domésticas, y los funcionarios públicos, para salir a laborar? Eso no es fácil, porque todo les invita con argumentos muy persuasivos, a “bajar la guardia”?
A veces sentimos que la sociedad se goza de haber llegado al máximo nivel de indignidad colectiva, mientras que otros nos resistimos a aceptar que todo esté perdido. Estas condiciones anímicas negativas las utilizan con maestría los poderosos y los políticos, para manejar las riendas del país, sabiendo que el desgano reinante tiene neutralizada toda reacción correctiva. Los medios destacan con bombo y platillos, “las vivezas” cometidas por quienes deberían dar ejemplo de rectitud y decencia. Es como si se pretendiera enseñarnos a verlo con normalidad, y concluir “que no vale la pena portarse bien.”
Es como si tratara de una política pública establecida, que invisibiliza los logros de nuestros atletas destacados; de nuestros estudiantes brillantes, de los empresarios decentes, y hasta la labor meritoria de uno que otro funcionario honesto, que por ahí envejece, entre rumas de folios.
Los jóvenes necesitan que enaltezcamos a esos personajes que ejemplifican el valor del esfuerzo. Aprenderán el valor del sacrifico al conocer que muchas madres levantan a sus hijos “lavando ajeno”, o que hay adultos que se animan a regresar a estudiar, en busca de una nueva oportunidad.
Nuestro país ha parido gente digna, que merece ser imitada. Hay muchos abuelos emigrantes, que levantaron familias de bien, pequeños empresarios que miran las cosas con luces largas, y líderes comunitarios que por carecer de recursos, sus vecinos le niegan el voto. Contrario a lo que a conveniencia prediquen los expertos, el país no se levantará con arengas políticas, ni con vehementes plegarias. Surgirá de las cenizas imitando el ejemplo de vida de personas conocidas, que hoy desgraciadamente permanecen en el anonimato.