Preservar, crear y transmitir cultura, son algunas de las tareas principales de la Universidad, las cuales debe cumplir simultáneamente a la creación de conocimiento y la formación de profesionales.
Una Universidad no puede permitir que sus autoridades persigan, bajo cualquier pretexto, a quienes la critican en aras de que mejore. La situación a la cual ha sido llevada la Universidad de Panamá como resultado del clientelismo y el autocratismo imperante, nos hace repetir que ha dejado de ser un centro de cultura y aparece cada día más como una institución amorfa que vive una disritmia, una epilepsia y un colapso académico, y no logra encontrar su destino, no alcanza a retomar su papel.
La Universidad de Panamá, también hay que decirlo sin temor, se encuentra enajenada, además de secuestrada. La ola que montan a favor de la reelección, hace necesario que los universitarios y los ciudadanos realicemos un gran esfuerzo, que salgamos de la actitud cómoda y pasiva del espectador indiferente. La Universidad privada de libertad sólo puede producir soluciones irreales que no son otra cosas que falsas soluciones. La Universidad enajenada y secuestrada no puede contribuir al progreso del país, no puede elevar sus niveles académicos, no puede cumplir con sus tareas, ni tampoco mantenerse al día en un mundo de cambios en que el desarrollo del conocimiento es cada día mayor.
Don Octavio Méndez Pereira, primer Rector de la Universidad, supo plasmar la misión de la Universidad en el acto inaugural de la misma, el 7 de octubre de 1935: “Los panameños sabemos que debemos tener nuestro lugar en la acción científica y educadora de la vida superior universitaria, por el cultivo en los ciudadanos del amor puro de la verdad, el tesón de la labor cotidiana por encontrarla, la persuasión de que el interés de la ciencia y el interés de la Patria deben sumarse al alma de cada uno de nosotros....”
Hoy día, la Universidad de Panamá está enajenada por aquellos que prefieren darle la espalda a las ideas en lugar de examinarlas, criticarlas o enfrentarlas. ¡No a la reelección!