- sábado 05 de octubre de 2024 - 11:00 PM
Muchos panameños desprecian la memoria histórica, por ignorancia o por complejos, tanto los capitalinos como los interioranos, sin dejar de mencionar con más derecho a los indígenas u originarios como se les llama hoy.
Pareciera que muchos panameños, en esa mezcolanza con migraciones llegadas del mundo entero a Panamá, terminan con complejos de inferioridad, no sienten la panameñidad como parte de su historia.
Pero los nacionalistas panameños y los demócratas civilistas, no debemos permitir que la memoria de nuestras luchas por construir un mejor o nuevo Panamá, muera, aunque muchos de quienes han llegado a nuestras playas, no sientan nuestras palpitaciones de angustias y esperanzas.
Pero digan lo que digan, nuestras luchas generacionales, han creado un mejor país, a pesar de todo lo que falte por hacer, tarea de las nuevas generaciones.
Por ello en este mes, la memoria histórica debe resaltar algunas fechas: la creación de la Universidad de Panamá, la lucha de los colonenses contra el hambre y la desesperación, la lucha inquilinaria, el ahora o nunca de los educadores, el golpe militar de 1968, el día del estudiante, el debate de los tratados del Canal y el plebiscito del 23 de octubre y el martirologio del 3 de octubre. Algunos lectores podrán añadir lo que mi memoria no recuerda.
Noviembre también tiene su memoria, y el Gobierno, la empresa privada, los trabajadores, los profesionales, los estudiantes, el campesinado, aunque la frustración los colme y ya no tengan esperanzas de que Panamá pueda tener mejores derroteros, debemos celebrar todos juntos las fiestas patrias, que llenan el calendario de noviembre. No escuchemos y si los escuchamos, no nos neguemos a honrar la memoria de los que nos dejaron una herencia de patria con 500 años de historia y una República Independiente. La patria y las naciones la construyen los hombres y mujeres de carne y hueso, con virtudes y defectos; ambiciones grandes y pequeñas, ruines y gloriosas. Panamá y los panameños no somos perfectos y tampoco lo son los demás países. Pero Panamá tiene su historia, nuestra historia y debemos honrarla. Los acomplejados que no hagan bulto y si no les gusta nuestra historia que hagan la suya.
Recordar la lucha histórica es vivir.
Muchos panameños desprecian la memoria histórica, por ignorancia o por complejos, tanto los capitalinos como los interioranos, sin dejar de mencionar con más derecho a los indígenas u originarios como se les llama hoy.
Pareciera que muchos panameños, en esa mezcolanza con migraciones llegadas del mundo entero a Panamá, terminan con complejos de inferioridad, no sienten la panameñidad como parte de su historia.
Pero los nacionalistas panameños y los demócratas civilistas, no debemos permitir que la memoria de nuestras luchas por construir un mejor o nuevo Panamá, muera, aunque muchos de quienes han llegado a nuestras playas, no sientan nuestras palpitaciones de angustias y esperanzas.
Pero digan lo que digan, nuestras luchas generacionales, han creado un mejor país, a pesar de todo lo que falte por hacer, tarea de las nuevas generaciones.
Por ello en este mes, la memoria histórica debe resaltar algunas fechas: la creación de la Universidad de Panamá, la lucha de los colonenses contra el hambre y la desesperación, la lucha inquilinaria, el ahora o nunca de los educadores, el golpe militar de 1968, el día del estudiante, el debate de los tratados del canal y el plebiscito del 23 de octubre y el martirologio del 3 de octubre. Algunos lectores podrán añadir lo que mi memoria no recuerda.
Noviembre también tiene su memoria y el Gobierno, la empresa privada, los trabajadores, los profesionales, los estudiantes, el campesinado, aunque la frustración los colme y ya no tengan esperanzas de que Panamá pueda tener mejores derroteros, debemos celebrar todos juntos las fiestas patrias, que llenan el calendario de noviembre. No escuchemos y si los escuchamos, no nos neguemos a honrar la memoria de los que nos dejaron una herencia de Patria con 500 años de historia y una República Independiente. La Patria y las naciones la construyen los hombres y mujeres de carne y hueso, con virtudes y defectos; ambiciones grandes y pequeñas, ruines y gloriosas. Panamá y los panameños no somos perfectos y tampoco lo son los demás países. Pero Panamá tiene su historia, nuestra historia y debemos honrarla. Los acomplejados que no hagan bulto y si no les gusta nuestra historia que hagan la suya.
Recordar la lucha histórica es vivir.