• miércoles 13 de agosto de 2025 - 7:30 AM

‘Haz que regrese’: Cuando el verdadero terror está dentro de nosotros

Al final, el terror más duradero no es el que grita en pantalla, sino el que susurra en la mente

En una era cinematográfica saturada de efectos especiales, sustos programados y criaturas diseñadas para vender entradas, “Haz que regrese” se atreve a desafiar la fórmula. Su apuesta es más peligrosa y, por ello, más poderosa: confrontarnos con el monstruo que todos llevamos dentro.

Este filme prescinde de demonios y entidades sobrenaturales para sumergirse en algo más inquietante: el dolor humano, la culpa y la fragilidad emocional. Al final, el terror más duradero no es el que grita en pantalla, sino el que susurra en la mente.

La trama sigue a una mujer que, tras una pérdida devastadora, comienza a vivir fenómenos inexplicables que la arrastran al borde de la locura. A simple vista, parece una historia de apariciones y posesiones, pero en realidad es una metáfora del duelo y la negación.

El título Haz que regrese es un eco universal. Muchos lo hemos pronunciado, aunque sea en silencio, tras perder a alguien: un ser querido, una relación, una oportunidad. Es el deseo imposible de revertir lo irreversible, de detener el tiempo para escribir un final distinto.

La película no inquieta por lo que muestra, sino por lo que insinúa. No hay fantasmas ajenos, sino memorias y traumas propios. El horror psicológico de la protagonista es, en esencia, un reflejo de lo que cualquiera podría vivir.

En la vida real, estos terrores se disfrazan de formas más discretas: ansiedad, insomnio, pensamientos obsesivos, miedo al abandono. Y como el filme sugiere, ignorarlos no los hace desaparecer; solo los transforma en sombras que nos siguen a cada paso.

Porque nos permite hacer algo que normalmente evitamos: mirar hacia adentro. El terror psicológico no pretende entretener con sangre, sino incomodar con verdades. Nos obliga a cuestionar nuestras emociones, nuestras decisiones y las heridas que preferimos esconder.

En un panorama donde el terror muchas veces se limita a lo superficial, Haz que regrese nos ofrece algo más valioso: una experiencia emocional que continúa después de que las luces se encienden.

Y quizá ese sea su verdadero triunfo: recordarnos que, en ocasiones, el miedo más grande no está en la pantalla, sino en nuestro propio reflejo.

Periodista