- martes 11 de junio de 2024 - 9:00 AM
Hay que tener mucho cuidado con la epilepsia
Y ayer fue la esperada presentación del libro “Caminando con el miedo, confesiones de un epiléptico. El auditorio Gil Blas Tejeira de la Facultad de Comunicación Social fue el escenario. Allí los estudiantes de la cátedra Periodismo Científico pusieron en marcha los conocimientos adquiridos durante los cuatro años que llevan en la academia.
Me causó mucha impresión cómo uno de los estudiantes cayó frente al punto principal. Echaba baba por la boca... se retorcía, mientras que varios de sus compañeros corrieron a socorrerlo. Voces de... “¡déjenlo respirar; llamen a los paramédicos; no lo muevan!”, se escuchaban dentro del público. Por un momento intenté levantarme para darle los primeros auxilios, pero la sorpresa del momento me paralizó. Al observar a los asistentes pude ver caras de espanto, había perplejidad, la gente estaba patidifusa, es decir confundida frente a lo que veían. Hasta mi esposa que me acompañó al escenario mostraba una cara de espanto. Segundos después el muchacho logró ponerse de pie y dije... ¡Así como esa escena que acaban de presenciar, fueron muchas las que se repitieron en mi vida! ¡Sí, se trataba de una dramatización, mas, quedó tan bien que el público se impresionó!
Ayer reviví ese pasado que para muchos fue doloroso, pero en mi caso no. Llevo 55 años viviendo con mi amante llamada Epilepsia y aquí estamos, narrando una historia donde se entrelazan momentos de ansiedad e instantes de gozo frente a los logros obtenidos. Los muchachos demostraron mucha destreza en el manejo de la conducción, desde los dos que estaban en el pódium como los que actuaron como periodistas. Me quito el sombrero para hacer la reverencia de respeto para quienes tuvieron participación en la organización de esta conferencia. Y es importante que conozcamos el tema debido a que esta enfermedad crece y crece debido, sobre todo, a la exposición irresponsable a las pantallas lumínicas de celulares, tablets, computadoras y videojuegos. Un torbellino de pensamientos se anidó en mi cerebro al recordar mi vida desde aquella primera convulsión. Fue a principios de abril de 1969 cuando intentaba comprar el desayuno en la panadería que lideraba la señora Mariquita de López. Una vez más gracias apreciados estudiantes y que Dos nos bendiga.