Es muy fácil para el que recibe un salario y trabaja en el Gobierno, pedirles a los panameños que tengamos “esperanzas” y espantemos a “la frustración y al pesimismo” de nuestro pensar diario. Más no faltarán los que piensen que le estoy pagando favores al Gobierno de Mulino.
Pero como político militante, no me puedo rendir ante la “frustración y el pesimismo nacional” que recorre el país. No es la primera vez que la República de Panamá pasa y atraviesa por momentos de decaimiento nacional por los problemas económicos. No es la primera vez que en una campaña política se lanza una consigna, que recoge la esperanza de la gente y que al pasar del tiempo no se ve la consigna reflejada en los fogones de los panameños. No por maldad de los políticos, sino porque las cuentas no dan, porque los números no salen en el Presupuesto de la Nación o porque las condiciones del país no invitan a los inversionistas extranjeros y nacionales a invertir por miedo. De allí que el CHEN CHEN prometido, no aparezca todavía y ello provoca en los panameños de la ciudad y del campo “frustración” que no es fácil sanar, ni consolar. Y esa frustración lleva al “pesimismo nacional” al correr de los días.
Desde el Gobierno de Nito Cortizo con el COVID y todas sus secuelas, el país se vio obligado a endeudarse y para ñapa se cerraron empresas y creció el desempleo. En un año de Gobierno, no se pueden resolver todos esos problemas y mucho menos con una huelga que se mantuvo por tres meses, paralizando la economía y aumentando la angustia nacional.
A pesar de todo ello, considero necesario que todos los panameños demos paso a la “esperanza”, que como dice el dicho “nunca muere”. Si los planes del Gobierno se concretan, el desempleo bajará y la economía dará un salto de “esperanza” con más empleo, más salarios y más comida: el embalse de Río Indio, los Puertos de la ACP en Panamá y Colón, un nuevo proyecto para la Isla Margarita, el tren Panamá Chiriquí, un nuevo contrato con la Bananera de Changuinola y la panameñización de la Mina de Cobre. Hay motivos para tener “esperanzas” de días mejores.