- miércoles 19 de noviembre de 2025 - 12:00 AM
La realidad panameña no cabe en la comedia. Es tragicomedia luminosa, donde el humor apenas sobrevive a punta de resignación creativa. La frase escrita hace 184 años por Rufino Cuervo Barreto, diplomático y periodista, en viaje de Cartagena a Guayaquil, padre del filólogo Rufino José Cuervo, nació cuando el país estrenaba la brevísima República del Istmo de Tomás Herrera (1840–1841). Cuervo vio pobreza, abandono y un desorden que desbordaba el papel.
“El que quiera conocer a Panamá que venga, porque se acaba”.
La versión de Gómez Nate (dramaturgo) y Carlos Santana (director), en el nuevo Teatro Metropolitan, sitúa la acción en una casa abandonada de San Felipe, con pretensiones patrimoniales. Conviven humedad, bingo, chinguía, lotería clandestina, desolación, paciencia y esperanza. Una chica y un chico, institutor, adolescentes enamorados se esconden para amarse lejos del bochinche del día, como si el romanticismo necesitara visa.
Llega la orden de desalojo. Otro edificio premium promete desarrollo... desalojando quienes desarrollan la vida diaria. Los pobres terminan empujados hacia La Chorrera o Las Garzas, mientras la ciudad presume modernidad. Todo en uno de los países más ricos per cápita, con una pobreza que ni la lotería la compone.
En escena desfilan los demonios del menú nacional: maltrato a la mujer, represión policial que ve conspiración en cualquier bulla, la frase oficial “la mina va porque va”, la coima que aceita el desalojo, el Seguro Social sin las medicinas requeridas. La desatención de los pacientes que grita al cielo.
Los personajes hablan con el idioma real:chumerri, rakataca, teta del Estado, tubi tubi, suéter de tirita, Cucarachita Mandinga, lo rempujó, ratona, tú y cuántos más, macumbero, chenchén, cucaracha en baile de gallina, las desgracias llegan juntas. Diagnósticos; no adornos.
La música la eleva Arabella —Margarita Pinillos, bogotana, sonera mayor, estrella salsera en Caracas y milagro que Colombia no vio— interpretando “Callejón”, un himno al barrio que todavía respira. Del alma de Tite Curet Alonso.
La crítica cae pareja sobre PRD, RM, Panameñista y todo proyecto que confunda país con botín.Panamá no se acaba, como, en carta dirigida hacia Bogotá, le contó el funcionario a un amigo. No se acaba, pero sí lo están acabando.Y Cuervo, 184 años después, sigue teniendo razón.