• jueves 18 de septiembre de 2025 - 12:00 AM

El Metro de Panamá es una oportunidad perdida para el turismo

El turismo no siempre necesita grandes inversiones en campañas internacionales

El Metro de Panamá ha transformado la movilidad urbana y se ha convertido en un símbolo de modernidad para el país. Sin embargo, en su papel como eje de desarrollo, aún hay espacios que podrían aprovecharse mejor, especialmente en lo relacionado con la promoción cultural y turística.

Un ejemplo claro es el sistema de anuncios dentro de los trenes. Actualmente, la operadora o el operador se limita a mencionar el nombre de la estación. Esa práctica, aunque funcional, desaprovecha la posibilidad de enriquecer la experiencia de los pasajeros. En muchas ciudades del mundo, cada parada no solo anuncia su nombre, sino que también destaca los lugares turísticos, culturales o representativos que se encuentran en las cercanías.

Imaginemos por un momento: al llegar a la estación 5 de Mayo, el sistema podría informar que, a pocos pasos, se encuentran el Casco Antiguo, la Plaza 5 de Mayo o el Museo de la Mola. En la estación Iglesia del Carmen, se podría mencionar la famosa iglesia neogótica y la vida nocturna del área bancaria.

En San Miguelito, podrían destacarse sus centros comerciales y su conexión con la cultura popular. Así, cada trayecto en el Metro se convertiría en una pequeña guía turística en movimiento.

Esto tendría múltiples beneficios. Por un lado, contribuiría a orientar tanto a turistas como a residentes que desconocen lo que hay alrededor de cada parada. Por otro, generaría orgullo cultural al recordarnos que cada estación es una puerta de entrada a la identidad de la ciudad.

Además, el costo de implementar esta iniciativa sería mínimo, pero el impacto positivo en la experiencia de los usuarios y en la promoción del turismo urbano sería enorme.

El turismo no siempre necesita grandes inversiones en campañas internacionales. A veces, basta con hacer más accesible y visible lo que ya tenemos. El Metro de Panamá puede convertirse en un embajador cultural y turístico, y no solo en un medio de transporte.

Sería un cambio sencillo, pero con un potencial transformador para la ciudad y el país.

En definitiva, ha llegado el momento de mirar más allá de la función básica de movilizar pasajeros y aprovechar al máximo cada oportunidad para dar a conocer nuestra riqueza cultural y turística.

Si el Metro es el corazón que mueve a la ciudad, que también sea la voz que cuente su historia.