Cuando la música se convierte en fraternidad

  • sábado 20 de septiembre de 2025 - 11:00 PM

El pasado 13 de septiembre de 2025, la Plaza de San Pedro en el Vaticano fue testigo de un acontecimiento singular: el cierre del Tercer Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana. Más de cien mil personas se congregaron en este espacio emblemático, mientras millones lo siguieron a través de transmisiones internacionales. Lo que parecía un concierto multitudinario fue mucho más: una manifestación viva de fraternidad, paz y esperanza para el mundo.

El evento fue organizado por la Basílica de San Pedro, la Fundación Hermanos Todos y diversas instituciones de la Santa Sede. Se inspira en las enseñanzas del Papa Francisco y en el Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común (2019).

El objetivo fue promover el diálogo interreligioso, la paz y la convivencia entre personas de distintas culturas, religiones y realidades sociales. Para ello se reunieron líderes religiosos, académicos, artistas y representantes de la sociedad civil, quienes reflexionaron sobre temas decisivos como la justicia social, la desigualdad, los conflictos, la crisis ambiental y el impacto de la tecnología.

El encuentro se propuso ser una “práctica de fraternidad concreta”. El concierto final se convirtió en un símbolo de apertura y continuidad, donde la música y las intervenciones artísticas sirvieron como puentes de unión entre generaciones y culturas.

La Plaza de San Pedro, cargada de historia y espiritualidad, añadió un valor simbólico inmenso. En este mismo lugar, en el antiguo Circo de Nerón, fue martirizado San Pedro, primer pontífice de la Iglesia, en el año 67. Diseñada en el siglo XVII por Gian Lorenzo Bernini, la plaza de 320 metros de largo por 240 de ancho es hoy una de las obras maestras del arte religioso y un espacio público que simboliza la universalidad de la fe.Durante más de dos horas de música y oración, se vivió un concierto que pasará a la historia como una de las herencias culturales y espirituales del Papa Francisco.

“Grace for the World” no fue simplemente un espectáculo musical, fue un acto público de unidad y esperanza, un recordatorio de que la fraternidad universal es posible. Este evento quedará grabado en la memoria como una invitación a construir un nuevo orden social más inclusivo, solidario y justo.

Este evento quedará grabado en la memoria como una invitación a construir un nuevo orden social más inclusivo, solidario y justo.