- martes 30 de septiembre de 2014 - 12:00 AM
Yo aprendí educación sexual en la escuela y no me enfermé
Yo aprendí educación sexual en la escuela y no me enfermé el alma, ni me convertí en un depravado sexual, al contrario, entendí que las relaciones sexuales son naturales en el ser humano y al complementarlas con el amor, la confianza y la entera disposición a una pareja estable te llevan a experimentarla de la manera más placentera. A entender que así como es placentera también conlleva una responsabilidad y un compromiso con la otra persona y que, de no estar listo para estas responsabilidades, lo mejor es abstenerse.
Yo aprendí educación sexual en la escuela y no me enfermé la mente, al contrario, me enseñó que los mitos de ‘la babita no preña’ y ‘me vengo afuera’ no son métodos anticonceptivos reales, y que existen una amplia rama de opciones, que la decisión de cuáles utilizar debe ser una decisión de pareja, que antes de embarcarte en una aventura sexual lo responsable es hacerse pruebas para garantizar que ninguno de los dos tenga enfermedades venéreas.
Yo aprendí educación sexual en la escuela y no me enfermé el cuerpo, al contrario, me enseñó cuáles me protegen de enfermedades venéreas, cuáles previenen el embarazo, cuál es el porcentaje de efectividad de cada una y cuál es la razón por la cual, en algunos casos, no son efectivos.
Lo que sí me enferma, es escuchar que un tema tan importante como la educación y la salud de nuestros hijos se pone en un segundo plano, sin tan siquiera debatirlo de manera prudente y, en vez, nuestros ‘Honorables Diputados’, prefieran introducir una ley xenofóbica, quitándole derechos fundamentales que debe tener todo ser humano por ser persona y no porque lo diga una ley, a los extranjeros que viven en Panamá para distraernos de un problema real como lo es la falta de educación y acceso a la salud que solo una pequeña parte de la población puede obtener.
* Movimiento Patria Verde