Virgen a los sesenta
- domingo 05 de junio de 2011 - 12:00 AM
Era una doñita que durante su adolescencia y parte de su edad adulta, sus padres le impidieron tener amigos, mucho menos novio, por eso llegó a los 60 siendo virgen por culpa del padre, que quería un marido ejemplar para su hija, a quien vestían con trajes largos, debajo de las rodillas, para que nadie les viera las piernas y así paso el tiempo y la ahora señora, espera por lo menos conocer a un hombre que le sacuda el esqueleto antes de pelar el bollo.
Sus padres ya no están en este mundo, quienes murieron esperando al hombre ideal para la hija, pero le dejaron la casa, el carro de los años 70 y dinero para que tenga una vida sin problemas, por eso, lo primero que hizo fue pintar la casa con colores alegres, aprendió a manejar y empezó a visitar a algunas amigas que le presentaron amigos, pero aún la doñita les tenía miedo porque nunca antes había tenido a un hombre, solamente en la teleculebras.
En algunas ocasiones, Nora, como se llama la doñita, iba a fiestas, pero no sabía bailar porque también se lo prohibieron en casa de sus ahora difuntos padres, aunque igual se tomó su primer trago, que sumó otros tragos y una cosa trajo la otra.
Quedó bailando con Delmiro, un hombre de treinta años, quien no respeta canas y de opinión que toda mujer es bonita después de las diez de la noche, más si tiene plata, por eso se hicieron amigos y conversaron de todo, menos de sexo porque la doñita se ponía roja de la pena, pues a su edad aún era virgen.
Pero regresó a casa, cuando abrió la puerta pudo darse cuenta de que alguien estaba adentro, por eso trató de llamar a la Policía, pero unas manos grandotas le taparon la boca, era un hombre, quien la llevó hasta la recámara donde la desnudó por completo y empezó a hacer lo que la doñita quería hacer desde hace 45 años, se tranquilizó cuando se percató que era Delmiro, quien se había adelantado.
Lo que más entusiasmó a Nora fue la mandarria, ya que el tipo era aventajado de pene, por eso después de una salvaje noche de amor, despertaron uno satisfecho y la otra hecha señora, por eso decidieron juntarse y vivir en la misma casa, propuesta que alegró a Delmiro, porque era un hombre soltero, sin hijos, sin trabajo y sin nada en la vida.
Aunque usted no lo crea, contrajeron matrimonio por lo civil, pero solamente invitaron a dos amigas, igual de doñitas, pero guerreras, quienes llegaron a la casa donde había una suculenta comida, de paella y otros platos españoles preparados por otra vecina, igual doñita.
Una noche, cuando Nora y Delmiro estaban en lo que estaban, en la recamara había una fotografía de los padres, que puso nerviosa a la mujer, porque aparentaba que le estaban reprochando a la hija, como cedió ante el hombre.
Delmiro se percató, bajó el cuadro donde estaba la fotografía de los padres de Nora, lo metió en una bolsa negra, abrió la puerta y los tiró al tinaco, que a la media hora recogió el camión de la basura. Delmiro había regresado a la recámara, se agitó la mandarria, que entusiasmó a la mujer, quien lo primero que hizo fue darle un besito y quedaron en lo que querían estar y que durante 45 años fue privada de hacer la mujer que llegó virgen a los 60 años de edad, hasta que la hicieron señora.