De fundador de McDonald's a ermitaño
- jueves 01 de junio de 2017 - 12:00 AM
INCREÍBLE
El colombiano Pedro Medina llegó a dirigir 33 restaurantes Mcdonld's, pero todo acabó cuando vivió tres situaciones que lo llevaron a dar un giro de 180 grados.
Hoy pasa sus días en una casa construida con barro y piedra, cerca de una cascada que baja de una montaña, no usa refrigeradora y no come carne.
En cambio recicla todo lo que puede, aprovecha la energía solar y permite que los desechos sean usados como abono.
Buscando seguidores de su ‘filosofía de vida' recorre el mundo con su historia.
¿Qué le pasó?
Pedro inauguró el primer restaurante de la cadena en el exclusivo centro comercial Andino de Bogotá el 14 de julio de 1995.
‘Abrimos 10 restaurantes en los primeros 12 meses. Nos convertimos en el empleador más grande de estudiantes universitarios del país, con mil 125 jóvenes‘, recordó.
Un tiempo después de ser el gerente general, pasó a ser su presidente. Todo apunta que a causa del estrés provocado por su trabajo y una serie de eventos desafortunados que vivió durante un viaje , lo empujó hacia un derrame cerebral.
‘Tuve un aneurisma y la verdad es que cuando uno ha estado al borde de la muerte ve la vida bien diferente'.
El colombiano aseguro que otro factor determinante en su cambio de vida ocurrió en una de las clases que impartía en la carrera de administración de empresas: cuando les preguntó a sus alumnos si se veían en Colombia dentro de cinco años solo 12 respondieron que sí.
‘Cuando les pregunté a los otros 27 qué era lo que pasaba, me respondieron pidiéndome razones para quedarse en el país y yo no supe bien qué decirles', reflexionó sobre ese momento.
Entonces renunció a todo, a todo lo que respecta a los negocios. Pero no renunció a su felicidad e incorporó la paz a su vida.
El ex empresario ahora vive en el Choachí, sus días están dedicados a dar conferencias en la fundación llamada ‘Yo creo en Colombia' que él mismo creó, donde no solo enseña los valores que considera reales del país sino también una filosofía de vida.
‘Me siento mucho más libre y más feliz, gano menos pero vivo mucho mejor. Tengo más tiempo para mí. Pasé del consumismo viejo, de cuántos cilindros tiene tu carro y cuánto ganas, al consumismo nuevo, que es estar con su mismo par de pantalones, con su misma camisa', concluyó de una manera jocosa.