Pareja de abuelos aprende a leer y escribir con 82 y 72 años de edad
- domingo 08 de agosto de 2021 - 1:30 PM
Juan Ovalle y Lidia Rodríguez tienen 58 años de estar casados. En poco más de medio siglo de unión han logrado muchas metas junto a sus 6 hijos, 18 nietos y 26 bisnietos. Pero tenían un sueño pendiente de cumplir y que hoy han alcanzado: aprender a leer y escribir.
Juan y Lidia ya pueden firmar sus nombres en lugar de colocar la huella como hacían antes, y lo han logrado mediante el programa “Muévete por Panamá, Yo sí Puedo” , del Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
Juan tiene 82 años vive en la comunidad de Buena Vista, en la provincia de Colón , y relata que la costumbre de ese sector era que los hombres desde niños aprendieran a usar el machete, la coa o el azadón, en lugar del lápiz y el cuaderno.
En el caso de Lidia, ella cuenta que su papá no tuvo los recursos económicos para enviarla a la escuela, además, en casa había mucho que hacer y por eso fue relegada a los trabajos domésticos que incluía ayudar a sus hermanos en los huertos que tenía su familia.
Pero sin importar que ya tuvieran 82 y 72 años respectivamente, Juan y Lidia emprendieron el desafío de aprender a leer y escribir. Y después de completar la clase No. 50 del programa (de un total de 65) la pareja ya presume de sus logros.
En solo unos pocos días se aprendieron las vocales, los números y lograron escribir frases cortas.
En un cuaderno de trabajo casi idéntico al que utilizan los niños de primaria realizaron sus primeros trazos, garabatos, círculos y otros ejercicios de grafomotricidad, donde ejercitaron las manos con ciertos movimientos básicos que les facilitó escribir.
“Estoy contento, alegre, por primera vez puedo percibir el significado de las letras. Antes cuando observaba una revista o un libro, lo que miraba eran ver símbolos que no podía descifrar, algo así como dibujos sin significado” , enfatizó Juan.
“Está aprendiendo mucho y a gran velocidad”, asegura su hija María Ovalle que también es su maestra.
Voluntariado
María es unas de las 200 voluntarias que tiene este programa, que en los últimos dos años ha alfabetizado a 2,278 panameños (as), de las cuales 1,523 son mujeres rurales que han completado el curso satisfactoriamente, lo que demuestra el impacto que tiene este programa en el empoderamiento femenino.Y desde junio de 2007 (fecha en que inició el programa) el número de personas egresadas superan las 78,394.
El programa ha incursionado con fuerzas en las regiones más vulnerables. En la Comarca Ngäbe Buglé se han alfabetizado 689, Bocas del Toro con 413, Panamá Oeste con 333, Chiriquí con 325, Darién con 224 y la provincia de Panamá con 114. La lista la completan Herrera con 55, Los Santos con 39, Veraguas con 25, Colón con 23, Coclé con 22 y la Comarca Emberá Wounaan con 16.
El programa ha aterrizado en comunidades muy necesitadas. Un ejemplo claro de su impacto es que la historia de Juan y Lidia se desarrolla en el corregimiento de El Cacao en el distrito de Capira, una comunidad que presenta un índice de pobreza multidimensional del 78.4% de acuerdo con el IPM-C, elaborado por la Secretaría Técnica del Gabinete Social.
Un derecho La ministra de Desarrollo Social, María Inés Castillo, explicó que el programa restituye los derechos de las personas al brindarle la oportunidad de valerse por sí mismo.
Además, el curso está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) que promueve la inclusión y combaten la pobreza y la desigualdad.
La ministra indicó que el analfabetismo afecta todas las facetas de la vida de una persona. “Los ciudadanos que no saben leer y escribir tienen una mayor probabilidad de vivir en la pobreza al tener una baja inclusión social, afectando su salud, autoestima, trabajo y seguridad personal”, indicó.
Por su parte la psicóloga Zuzette Guevara asegura que las consecuencias del analfabetismo se reflejan en tres aspectos: social, político y económico. “Los efectos van mucho más allá de crear una barrera mental en donde muchos sufren depresión, baja autoestima e inseguridades generadas por la presión social”.
Consciente de estas repercusiones el director nacional de Alfabetización del MIDES, Carlos A. Contreras, explicó que los beneficiarios al concluir el curso pueden ingresar a los cursos del Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (Inadeh), donde desarrollan una nueva profesión y pueden valerse por sí mismo.
“También le brindamos clases de reforzamiento, ya que muchos adultos no comprenden lo que leen, destaca Contreras. Solo aquellos que están en un ambiente donde se les exige leer y escribir, tienen mejor comprensión lectora. Por eso es importante que tengan oportunidades y exigencia de escritura o lectura porque si no practican la escritura y la lectura, se pierde, puntualizó el especialista”, dijo.
En el caso de don Juan y doña Lidia, han dicho que esperan leer un libro, el periódico, entender la televisión, saber qué dicen los letreros, firmar sus nombres y muchas otras actividades que ahora pueden hacer por medio de la escritura y la lectura.
Han dicho que también esperan que su historia sea de inspiración para muchas personas, principalmente para aquellos que nunca fueron a la escuela.
De acuerdo con el Instituto de Estadísticas de la UNESCO, en el mundo existen 750 millones de personas analfabetas de las cuales 32 millones pertenecían a América Latina y el Caribe, lo que representaba un 4% del total de la población del mundo.