Mamita… ¿La escuela se murió?
- lunes 27 de noviembre de 2023 - 12:00 AM
Con su carita llena de esperanzas, tristezas e interrogantes, la pequeña estudiante Margarita en medio de la sala, les preguntó a sus padres ¿Si la escuela estaba enferma o había muerto?, exteriorizando con su consulta, su ingenuidad preescolar.
El padre, asombrado por la interrogante de la niña, no supo que contestar de momento, mientras la madre dejó de ver la televisión, con los ojos ‘aguados' y muda por la inusual pregunta, miró a su esposo y guardó silencio.
El progenitor, hace algunas semanas le había enseñado a su hija, que eran las Fiestas Patrias, las figuras geométricas y captó su atención cuando le leyó: La Caperucita Roja, sin embargo, en esta oportunidad no encontraba palabras para responder adecuadamente a una niña de cinco años.
Y empezó con una sonrisa; no hija la escuela no ha muerto, y le respondió la niña con otra pregunta… ¿Entonces, está enferma? Y, de inmediato acotó el padre: tampoco esta enferma, ah entonces esta viejita y no puede caminar como la cucarachita Mandinga. En ese punto interviene la mamá y le responde a su hija que los edificios no se ponen viejos ni se enferman, porque no son personas.
La niña manifestó, que una vez escuchó a un maestro decir que la escuela ya estaba vieja, no funcionaba, y que ya se necesitaba la construcción de un nuevo edificio con todas las herramientas educativas necesarias. Y la madre aprovecho para intervenir en el asunto e indicó que las escuelas bien atendidas arrojan la excelencia educativa y el papá acuño que todo esto era para que los estudiantes el día de mañana fueran profesionales al servicio de la sociedad.
La inquieta niña un tanto confundida trató de aclarar conceptos. Papi, ¿Qué es excelencia y sociedad? Margarita, -responde el padre- excelencia es cuando todo está bien y sociedad es el lugar en donde vivimos y en donde se puede circular libremente por las calles. La pequeña llena de curiosidad responde ¿Si las calles son libres? Por qué unos señores con banderas cierran las calles y vi por televisión a mi maestra cocinando, bailando y cantando. Papi, llámala y dile que venga a dar clases porque la tempera se está endureciendo y yo quiero dar mi charla sobre: Las Fiestas Patrias, compartir con mis compañeros, divertirme en el recreo, ver a mi hermanito marchar y lo más importante; aprender a escribir y leer.
El padre ya casi sin palabras y con un nudo en la garganta, le confiesa; Margarita es que los maestros están de huelga por lo que la escuela está cerrada. Papi, eso significa que cuando regresemos a clases, mi salón va a estar lleno de telaraña y feo. Dios quiera que no, pero lo más probable es que esté un tanto lleno de polvo. Pero, pronto hablaré con mi jefe haber si logro un aumento para cambiarte de escuela, en donde siempre hay clases, llueva o relampaguee, cuando menos virtuales, me costará un poco más, pero tú educación es primero.
La preescolar bien entusiasmada responde alegremente, papi, ¿Mañana me va a cambiar?, y, voy a entrar a kínder en una escuela nueva. Hija no lo creo, me parece que vas a tener que repetir el mismo año -prekínder- porque en un par de semanas, no se podrán recuperar todos los contenidos programados a menos que se extienda el calendario escolar.
Ahora, solo nos toca esperar que los docentes cumplan con su apostolado, las escuelas se normalicen y puedas retomar las clases, el afecto y el amor que le tienes a la maestra como a tú escuelita.