- sábado 20 de agosto de 2011 - 12:00 AM
Universidad de Panamá o un Rector c...
Aulas con bancas rayadas, dañadas y que parecen mecedoras. Paredes sin pintar, con dibujos por doquier y con infinidad de cartelones ‘politiqueros’, algunos colocados por los grupos estudiantiles que dicen ser políticos. Kioscos y copiadoras cedidos a los grupos estudiantiles que apoyan a los que dirigen la Universidad, para comprar conciencias. Cafeterías en condiciones paupérrimas, con alimentos de baja calidad, manipulados insalubremente y sin una dieta balanceada. Nulo control de asistencia de profesores, por lo que un porcentaje de estos no asisten a las clases, sin embargo, por ser ‘amigos políticos’ tienen asegurados cargos que sin merecerlos les convierten, inclusive, en catedráticos. Funcionarios que manejan la parte administrativa de la Universidad sin modales ni actitud de respeto al estudiantado o a cualquier persona que solicite información y que pareciera que el propósito de su cargo es el de obstaculizar, más que el de servir. Bibliotecas sin libros actualizados. Exigua, por no decir nula, investigación científica en las diferentes áreas y disciplinas del saber que se enseñan en la Universidad. Investigación que de existir pudiera aportar enormemente al desarrollo del país. Apoyo cero a los estudiantes que con entusiasmo se preparan para competencias internacionales de índole académica, con la finalidad de representar a su Universidad. Lo que los obliga a buscar, por sus medios, las formas de sufragar los gastos de viaje, alimentación y hospedaje en cada una de las referidas competencias. Planes académicos obsoletos a la realidad que se vive hoy día. Otorgamiento indiscriminado de permisos para abrir universidades privadas sin programas de estudios serios y sin infraestructura, por lo que algunas dan clases inclusive en estacionamientos de edificios. Un ambiente de poca esperanza, cultura, academia, seriedad y respeto. Imposición de una sola idea, la del rector. Esa no es la Universidad de Panamá, sino la universidad del rector cuasi vitalicio que tiene secuestrada a dicha entidad desde el año 1994.
Estas realidades, a diferencia de lo que afirman los manzanillos del rector, nadie me las contó, lamentablemente tuve que vivirlas en mi paso por la Universidad de Panamá. No obstante, en ese entonces tuve oportunidad de tener profesores con vocación y amor por la docencia. Docentes que para desgracia de los estudiantes, hoy día la mayoría no labora en la Universidad de Panamá, entre otras razones porque el profesionalismo no es lo valorado en la principal casa de estudios superiores de Panamá. Pues la verdad es que más que coraje me da tristeza tener que reconocer la situación en la que se encuentra mi alma máter.
LA AUTORA ES DOCENTE UNIVERSITARIA.