• jueves 01 de noviembre de 2018 - 12:00 AM

Me someteré a su mano poderosa

Estoy tan seguro de poder arreglar este auto, como estuve seguro al momento de inventarlo; mucho gusto: mi nombre es Henry Ford

Cuentan que un hombre salió a pasear en su auto, al cual cuidaba y exhibía con orgullo. Transitaba por un camino solitario, cuando el carro comenzó a ronronear de manera extraña, y se detuvo. El hombre se arremangó la camisa y comenzó a ‘mecaniquear' el auto; minutos después, un anciano se le acercó; -le puedo ayudar-, preguntó. –No, gracias, conozco este carro mejor que nadie y en un momento de seguro lo arreglo-, contestó el hombre. Asopado en sudor, una hora después, el anciano se le volvió a acercar y le hizo la misma oferta. El hombre no se negó esta vez, pero sí le peguntó: -qué le hace creer que Usted sí lo va reparar-. –Estoy tan seguro de poder arreglar este auto, como estuve seguro al momento de inventarlo; mucho gusto: mi nombre es Henry Ford-, respondió el desconocido. Y así nos sucede a menudo, todo parece ir bien, pero surgen desperfectos en nuestra vida diaria: en el trabajo, la familia, con la pareja, en los negocios, en nuestra autoestima, en nuestra fe, qué se yo. Y tratamos de arreglarlo todo según nuestro parecer, olvidando un detalle: ‘Dios nos hizo, no nos hicimos nosotros a nosotros mismos'. Y Él, ‘nuestro Hacedor tiene planes de BIEN y no de mal, para darnos futuro y esperanza'. Además, también está escrito que si renovamos nuestra manera de pensar, sabremos ‘cuál es la BUENA voluntad de Dios, AGRADABLE y PERFECTA'. Ahora bien, si el que me fabricó tiene ‘planes de BIEN, y su voluntad es BUENA, AGRADABLE y PERFECTA': ¿no será que me sucederán cosas ‘BUENAS, AGRADABLE, PERFECTAS', en fin: ‘me irá BIEN', si decido someterme ‘bajo su mano poderosa'? Sólo recuerda que Él dice: ‘no temas, Yo te ayudo'. Puedes creer, aceptar su ayuda, o seguir tratando de arreglar solo lo que hasta ahora, no has podido reparar. La decisión es tuya.