• domingo 13 de abril de 2025 - 12:00 AM

Soberanía real: debate urgente

La soberanía es el derecho y la capacidad plena de un Estado para tomar decisiones políticas, económicas, sociales, jurídicas, culturales y ambientales dentro de su territorio, sin interferencias externas. En pleno siglo XXI, esta visión ha sido desafiada por los procesos de globalización, acuerdos multilaterales y presiones extranjeras que imponen límites “disfrazados” al ejercicio soberano de muchos países.

Hoy la soberanía no se disputa solo con tropas ni invasiones, se disputa a través de tratados comerciales que condicionan nuestras políticas públicas, organismos internacionales que dictan reglas, presiones arancelarias que buscan forzar decisiones económicas internas, y una intervención mediática y diplomática que lanza pronunciamientos falsos, desvirtuando la historia.

En otras palabras, la soberanía hoy se juega en los escritorios más que en los campos de batalla; por ello, debemos preguntarnos: ¿Estamos tomando nuestras propias decisiones?, ¿Estamos defendiendo nuestros intereses?, ¿Tenemos voz propia o repetimos agendas impuestas?

Es imperativo reiterar el valor estratégico que el Canal de Panamá sigue teniendo para Estados Unidos. Su interés no está en la eficiencia, sino en el poder, el control y la influencia geopolítica desde nuestro territorio. Todo esto lo busca mediante diplomacia, presiones comerciales y peajes diseñados para su beneficio. La administración republicana continúa viendo el Canal como un activo geoestratégico, no como patrimonio soberano panameño.

La historia de la humanidad ha demostrado que no todo lo que se firma es justo, ni todo lo acordado es soberano.

Los panameños lo sabemos bien, hemos experimentado lo que significa firmar tratados bajo presión, por eso debemos asumir un rol activo y vigilante.

No basta con esperar que las autoridades actúen correctamente. La defensa de la soberanía es una tarea colectiva, y cada ciudadano tiene un papel que jugar. Nuestra soberanía real está a prueba en estos momentos; cuando defenderla exige más que discursos, exige: decisiones firmes, conciencia nacional y dignidad sin precio.

Luego de haber recuperado el Canal con lucha, dignidad y sacrificio, no podemos permitir que fuerzas externas dicten el rumbo de nuestras decisiones. La soberanía no es un privilegio, es un derecho y como tal, debe ser defendido todos los días, con valentía y firmeza.

La historia de la humanidad ha demostrado que no todo lo que se firma es justo, ni todo lo acordado es soberano.