¿Quién dice que es tarde? Una longevidad con propósito

En nuestra sociedad actual, la búsqueda y establecimiento de metas y proyectos de vida aún se relacionan exclusivamente con la juventud. Desde la niñez, se nos anima a soñar con lo que seremos cuando grandes; luego, como adultos, la motivación se dirige hacia una futura jubilación llena de alegría o achaques, dependiendo de los modelos de personas mayores que tomemos como referencia.

Alrededor de la tercera edad, se construyen imágenes ficticias que muchos terminan por aceptar, creyendo que no hay otra forma de vivir la muy ansiada “edad dorada” o “edad plateada”. Es fundamental entender, que nuestra percepción del futuro influirá en cómo viviremos esa etapa y que, en edades previas, somos responsables de ir construyendo esa adulta o adulto mayor en los que nos convertiremos.

Sin embargo, más allá de nuestra responsabilidad frente al envejecimiento, y a pesar de las dificultades que puedan surgir, podemos adoptar una actitud que nos ayude a darle sentido a nuestra vida, incluso en medio de los deterioros y pérdidas asociadas a la edad.

Cambiar no es fácil, más nunca es tarde para replantearse una nueva forma de ver la vida y encontrar un propósito que le dé coherencia a nuestros días. A medida que nos hacemos más centenarios, podemos brillar con la naturaleza de nuestra humanidad, entregando lo que sabemos y somos.

Para lograrlo, es crucial que las personas mayores incluyan en sus agendas actividades que les permita interactuar con otras personas mayores, jóvenes y niños. Descubrir la riqueza de probar algo nuevo en vez de apegarse a la mentalidad de “siempre he sido así” o “nadie me va a cambiar” es fundamental. Ser abierto a aprender de los demás es clave, ya que la sabiduría en la edad avanzada depende de la actitud, no se le otorga simplemente por la edad, sino por ese seguir creciendo y transformándose constantemente.

Son las personas mayores quienes tienen el reto de dar una nueva cara a la longevidad hoy. Su actitud ante el envejecimiento se convertirá en un modelo de referencia para que niños y jóvenes se preparen mejor para su futura etapa dorada, que no esté asociada a ocultar las arrugas o canas, sino a plantearse nuevos proyectos de vida donde lo esencial de cada persona cobre real valor.

Gerontoarquitecta