La mala fe

Mientras el principio de la buena fe infiere honradez, veracidad, lealtad, rectitud, moralidad y ética; la mala fe se ocupa de lo opuesto. Una instancia donde el ser humano elige ser prisionero de sus propias circunstancias, negando su libertad absoluta, hasta el punto de cosificarse y quedar expuesto en la trampa moral del autoengaño.

En este mundo aparente las personas eligen formas de conductas a diario, tratando de encajar en un modelo que muchas veces es contrario al propósito de vida planteado, por lo menos desde lo perspectivo.

La eterna lucha entre bien y el mal ejemplarizan las cosas, pero como las verdades absolutas confrontan la conciencia, algunos prefieren refugiarse en la teoría de la causa y el efecto.

En cambio, los dogmáticos prefieren dejar las cosas en manos del Supremo, para que éste, tome las riendas del destino cada vez que la angustia y los problemas desbordan la existencia.La conciencia plantea una realidad basada en aspectos morales, la mayoría de las veces enmarcados en principios éticos. Por su parte, la sociedad cada vez exige menos escrúpulos a la hora de censurar las acciones que toman las personas para justificar la mala fe. Entre más se explica algo, menos razón se tiene.

Lo cierto es que el mundo es lo que es, y las personas son parte del mundo.La parábola de la rana y el escorpión define la conducta humana. El escorpión quiere cruzar el río, pero no sabe nadar; así que le pide a la rana que lo lleve en su espalda.

La rana confía, pero temerosa de que el escorpión la pique. Hábilmente el alacrán le señala a la rana que si la mata ambos se ahogarían.En una acción predecible el escorpión pica a la rana en medio del trayecto y ambos mueren, la rana envenenada y el alacrán ahogado en el río. No cabe duda, que la naturaleza nos define en principio, pero son nuestras acciones las que nos hacen buenas o malas personas.Periodista