Educación nacional... ¡materia pendiente !

Pasan y vienen gobiernos, y no hay manera de hacer que docentes, autoridades y familiares se pongan de acuerdo para reorientar nuestra “alicaída” educación. No nos sorprendió que Nito se “quedó corto” y no pudo convertir a la educación “en la estrella” orientadora de toda su gestión. Todos los gobiernos anteriores han invertido grandes sumas en salarios y mantenimiento de escuelas y colegios para que “den clase”. Los resultados alcanzados no se compadecen con semejante aporte, razón por la que desde años se espera que se produzca una respuesta institucional que de una vez por todas, pongan en orden este problema.

Se manda al país una señal optimista, el hecho de que se sigue priorizando el interés institucional por la educación, se manda al país una señal positiva, ya que se le sigue considerando como un componente fundamental dentro de los planes de desarrollo nacional. Pero como todos cuestionamos con rudeza el nivel de nuestros bachilleres y técnicos; y de nuestros egresados universitarios, su inserción dentro del mercado laboral se convierte en una tarea altamente complicada.

Los involucrados en la solución de este problema, podrían minimizar la gravedad del asunto, lanzándole la responsabilidad a la familia. Pero, no se necesita ser un investigador acucioso como para inferir que en “lo que se le enseña” a nuestros niños y jóvenes radica la causa del problema. Los certificados que al final ellos reciben, dan fe de lo que “aprobaron”, pero silencian el nivel de comprensión y dominio de lo “aprobado”.

Y esto se agrava, cuando olvidamos que esas generaciones de adolescentes, son las que esperamos que se conviertan en ciudadanos “conscientes”, capacitados para ejercer los derechos y deberes que le corresponden, y con ello tenemos asegurado el futuro de nuestra democracia. Si hoy no estamos formando a los ciudadanos del futuro, no le auguramos a la Nación panameña un futuro de prosperidad.

El tiempo pasará, y los gobernantes cumplirán sus mandatos, los padres/madres envejecerán y los profesores se jubilarán. Y con ello el inevitable relevo se dará. No espero que nuestros políticos perciban la relevancia que posee la educación, pero sí lo espero de parte de los padres de familia y docentes.