- jueves 04 de septiembre de 2025 - 12:00 AM
Mírale esa cara de san Tito, mientras se avienta su san Cocho. Cara de yo no fui, cara de palo. No lo parió nadie. Ni le importa la descendencia. Timador profesional. ¿A quién se te parece?¿Qué denominación le embona?: catedrático en patrañas, doctor honoris causa en embustes, ingeniero en humo y espejos, licenciado en cuentos chinos,arquitecto paisajista cara de cemento, Nobel de la mentira, chef gourmet de trolas, influencer/influenciador de la falsedad, director creativo de payasadas, CEO de la verdad adulterada...Manda al correo 2 nombres calzables y participa en un concurso bien remunerado.
Amigo. Rico en matices y giros locales, nuestra lengua tiene en la palabra amigo una de sus expresiones más universales. Cada país de América Latina, sin embargo, ha buscado formas propias de nombrar esa cercanía, y algunas variantes han traspasado fronteras hasta convertirse en códigos compartidos.
Pana es quizás la más cálida. Nació de la idea de compartir el pan —como compañero en el latín cum panis— y encontró en Venezuela y el Caribe su terreno fértil. Desde ahí pasó a Panamá y Centroamérica, donde sigue siendo sinónimo de confianza y vecindad. Semeja apócope del gentilicio panamensis/panameño. No suena mal.
Bróder (o su forma abreviada bro), del inglés brother. Arribó por el Caribe hispano ( Puerto Rico y Panamá), impulsado por la música afrocaribeña y luego por el hip hop y la cultura digital. Vocablo panlatino, juvenil y urbano.
Compa, heredero directo de compañero, conserva la raíz latina del que comparte el pan. En México, Centroamérica y los Andes se escucha con naturalidad y cercanía amical.
Parce: sello colombiano. Deriva de parcero (socio de parcela): copropietario de un terreno. Compañero inseparable.
Socio: del latín socius. En Chile, Argentina y Uruguay es saludo coloquial, cercano. No es el socio de un emprendimiento.
Talento. Pleonasmo adjetivarlo de humano. Desde su origen latino (talentum), es capacidad o aptitud innata o adquirida, atribuida a personas. Lo humano está implícito. Decir “talento humano” resulta, en términos estrictos, un pleonasmo: como decir subir arriba o hecho real. El mundo corporativo y su lenguaje de neologismos funcionales han canonizado la fórmula.