Con la excepción de 2 guardias de seguridad y la recepcionista del edificio verde a quienes no les importó ver en el piso a una señora que acompañaba a otra, ya centenaria y en silla de ruedas, desvanecida por un golpe de calor todo, repito, todo el personal de la Ciudad de la Salud es amable y cooperador, aclarado este punto, empezaré a señalar los errores de diseño y demás desaciertos del bloque de cemento y vidrio.
La Ciudad Hospitalaria, su nombre real y según consta en ciudadfcc.com fue diseño del Taller de Arquitectura Sánchez Horneros de España y como el papel aguanta todo entre comillas señala que adaptaron el diseño a las exigencias climáticas del país, no es broma, así está escrito.
Algunos detalles que he notado: No hay accesos techados para dejar o recoger pacientes, mucho menos si van en sillas de ruedas o similar, es al puro sol o bajo la lluvia. Los estacionamientos para personas con discapacidad fueron distribuidos de forma absurda y no según se necesitan. No hay puertas eléctricas y es triste ser testigo del trabajo que pasan las personas en sillas de ruedas, andaderas o bastones. Las distancias son muy, muy largas y no hay trasporte interno para los ancianos y personas con movilidad disminuida.
Dos mini elevadores para 6 humanos flacos es la opción para público que asiste a consulta externa, si, solo 2. Las escaleras eléctricas están escondidas detrás de alguna pared. Generalmente hay un tramo dañado y uno tiene que adivinar en qué piso está. No sé si hay otro tipo de escaleras.
Nos vemos el 25 de abril con la continuación.