Democracia justa e injusta

Se dice que cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece. Esto aplica sólo para sociedades democráticas donde el pueblo tiene la opción de elegir a sus autoridades. En el caso de los Estados Unidos, el voto ciudadano no se cuenta uno a uno como factor de elección individual, sino que se asigna a cada jurisdicción política una determinada cantidad de votos representativos para decretar el ganador.

Por ejemplo, el Estado de California cuenta con 55 votos asignados para el ganador; sin importar la diferencia que se obtenga, se llevaría el total de los votos. En tanto, Texas cuenta con 35 votos asignados. Si la suma de votos de ambos Estados da un total a favor de un candidato presidencial, no necesariamente resultaría el ganador, a pesar de contar con la decisión mayoritaria de los ciudadanos, porque el voto de California pesa más que el de Texas.

Incluso, se puede dar el caso de que un presidente norteamericano gane una elección sin ser el más votado, ya que el conteo que prevalece en el resultado final será la suma de los votos del Colegio Electoral, sobre los votos totales de la mayoría representada por la voluntad ciudadana. Estas son normas que rigen en los Estados Unidos desde su conformación como nación y se consideran procesos establecidos y tácitos por parte de los ciudadanos.

En Latinoamérica prevalece el voto ciudadano, agrupado en dos conceptos: El de elección única, donde gana el que más votos obtiene sin importar el porcentaje. El otro sistema es el de la segunda vuelta, donde en un primer ejercicio de sufragio se eligen las dos opciones más votadas, para que un mes después, vayan a un balotaje de segunda vuelta que garantice el 50%+1 del respaldo. Si en la primera vuelta alguien obtiene la mayoría absoluta ganaría las elecciones.

Son tres modelos distintos, cada uno con sus pro y contras. Pero, la democracia se construye sobre la integridad de los valores y principios sociales.

PERIODISTA