• domingo 06 de julio de 2014 - 12:00 AM

‘La cueva de ladrones’

Los partidos políticos, siguiendo sus reglamentos y sus intereses, proponen a los candidatos al Parlacen, sin mayores compromisos 

Siendo diputado y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional en el Gobierno de Guillermo Endara, me tocó impulsar la Ley que nos integraba al parlamento centroamericano (PARLACEN).

Esta iniciativa llegaba de manos del demócrata cristiano Ricardo Arias Calderón, vicepresidente de la República en aquel Gobierno. Era una tarea tardía que se llegó a cumplir.

Los partidos políticos, siguiendo sus reglamentos y sus intereses, proponen a los candidatos al Parlacen, sin mayores compromisos con los electores, ni con el gobierno, ni con los partidos políticos. Con más penas que glorias, pasaron los años y los panameños llegaron a la conclusión de que no tenía sentido la existencia de este organismo, ni el dinero que el Gobierno Nacional se gastaba en dichos diputados.

Pero el Parlacen, como el Parlatino y otros organismos regionales son oportunidades políticas, que los gobiernos pueden usar para defender sus causas nacionales y buscar la integración económica de nuestros pueblos. El experimento integrador que se inició en Europa después de la Segunda Guerra Mundial y su matanza, ha venido ha rendir frutos casi 50 años después con la construcción de la Comunidad económica y política europea, con aproximadamente 30 repúblicas y sus 300 millones de habitantes.

El candidato Ricardo Martinelli, en el 2009, llamó al Parlacen: ‘cueva de ladrones’. Esta frase le ganó votos entre los electores. Ya Presidente, Ricardo Martinelli, con apoyo del actual presidente Varela y todos los diputados de la alianza CD, panameñistas y molirenas, decretaron por ley su salida del Parlacen por ser ‘cueva de ladrones’. El pueblo aplaudió la salida del Parlacen, una promesa cumplida de Martinelli en su interminable demagogia electorera. El Gobierno de Nicaragua inició una campaña de resistencia contra Martinelli, obligándolo a recapitular más tarde y volver humillado al Parlacen.

El martes 1 de julio del presente año, los panameños nos sorprendimos, Ricardo Martinelli, apresurado, a trastienda de los protocolos, llegó a Guatemala y se hizo juramentar como diputado centroamericano y entrar a la cueva de ladrones a buscar protección con la inmunidad parlamentaria de la que gozan los expresidentes de nuestras Repúblicas.

‘Cosas Veredes, amigo Sancho’, diría don Quijote.

*Exembajador de Panamá en Brasil y Nica- ragua

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