• lunes 19 de agosto de 2019 - 12:00 AM

La crisis de legitimidad (II)

Un proceso constituyente podría contribuir como alternativa de solución.

Cada día se evidencia más que la naturaleza, la dimensión y la profundidad de la crisis en que estamos, hacen que el régimen político dominante esté dispuesto a todo tipo de maniobras con tal de desviar la atención de su creciente agotamiento.

El escenario político, a solo tres meses y medio de las elecciones y a mes y medio, desde la toma de posesión del representante del bloque oficialista, puede enlistarse de esta manera:

1.- Una impunidad que desborda a la corrupción que predomina en todos los Órganos y estructuras del Estado y, contra la cual no hay voluntad política alguna para enfrentarla. La sociedad y las cúpulas de los partidos, así como de la gran mayoría de gremios, sindicatos, asociaciones, etc, han caído en el pozo de la inmoralidad.

2.-El pueblo, acostumbrado a dirigir su mirada hacia el gobierno en busca y reclamo de soluciones, no encuentra respuesta alguna ni tampoco recibe seguridades. ‘La misma existencia de ese sentimiento de orfandad refleja el preocupante alcance de la enfermedad'

3.-Una ‘política económica' con ausencia de objetivos de país, con un afán de endeudamiento que lleva ya varios quinquenios y que nos asfixia como Estado y como nación.

4.-Una administración pública burocratizada y cada día más atrasada frente a l os progresos de todo orden que vive el mundo moderno. Con una falta de vocación y desidia y en manos de un gran número de ineptos y mediocres, que han llevado los servicios públicos a un estado desastroso en educación, justicia, salud, caminos, vivienda, seguridad.

5.-Una atroz inseguridad ciudadana donde la violencia, urbana y rural, no cesa de aumentar mientras la Fuerza Pública vive de espaldas a sus funciones y aumenta su pie de fuerza, con los exgerados salarios de los nuevos coroneles, que sobrepasan los dos centenares.

6.-Un populismo verbal, mezclado de sofismas y falacias, engaños y mentiras chabacanas, como lo demuestran las ‘reformas constitucionales' propuestas, que no aportan nada ni siquiera a sus cuatro veces emparchada constitución militarista, hoy venerada por los que se dicen ‘constitucionalistas', cuando en realidad son gatopardistas,

Un proceso constituyente podría contribuir como alternativa de solución, a través de un verdadero diálogo democrático, con plena participación ciudadana. Y eso es lo que no quieren: que la participación ciudadana esté presente en todas partes.

ABOGADO

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