Uno de los anuncios recientes del Sr. Mulino fue que reducirá la frondosa y exagerada cantidad de ministerios, pero no aclaró cómo o cuándo comenzará a hacerse realidad esa promesa.
No en una, sino en varias ocasiones, me he referido al tema. El 24 de mayo de 2024, en La Decana publiqué el artículo con el título: ¿Necesitamos tantos ministerios, entidades autónomas, autoridades y corregimientos? Recordaba entonces que cuando nació la República, las “Secretarías”, que después pasaron a ser los ministerios, eran menos que los dedos de una mano y que, todavía para el año de 1941 eran solamente 6.
Hasta el gobierno pasado, los ministerios eran 17, pero se le agregaban 3 “ministros consejeros” para hacer un total de 20. El gobierno en funciones debe aclarar si esos ministros consejeros subsisten o han sido eliminados, lo que sería oportuno que se confirmara oficialmente, pues sería saludable financieramente, por el ahorro en gastos.
Actualmente, si a los ministerios “de línea” se le suman las decenas de entidades autónomas y semiautónomas, las “autoridades” y las “secretarías” con rangos “semiministerial” el total de los “altos cargos” de la cúpula del gobierno es, o está cerca, de los 100.
Ante esa realidad, de la que parece haber tomado conciencia el presidente, recobra actualidad la pregunta: ¿Necesitamos tantos... etc?
También en el artículo antes citado, destacaba que la creación de los ministerios, las entidades descentralizadas y las autoridades se ha hecho y se hace mediante leyes. La Constitución solo se refiere al tema así: “La distribución de los negocios entre los ministros de Estado se efectuará de conformidad con Ley, según sus finalidades.” Por consiguiente, si para crear, eliminar o concentrar los ministerios solo se requiere que así lo decida el jefe de la Administración Pública, en un muy corto plazo debieran estarse presentando en la Asamblea los correspondientes proyectos de leyes.
En el próximo artículo, recomendaré cuáles ministerios deben permanecer y cuáles debieran eliminarse o fundirse.
