• martes 24 de marzo de 2015 - 12:00 AM

‘Si no cambias... te seguirás equivocando’

'El que anda creyendo en promesas electorales, definitivamente que va a chocarse con la mentira'

En algún lugar leí que ‘vemos lo que somos’. El refranero popular dice que: ‘No hay peor ciego que el que no quiere ver’. O sea, que si ante lo evidente le cerramos el paso a la verdad, nos equivocaremos. Sentimos que debemos confiar, pero en esta sociedad fuera de control, si esa necesidad te controla, quedarás a merced de las almas inescrupulosas. En las letras pequeñas de los contratos, están las cláusulas perniciosas; en las frases lastimeras del político, hay intensiones ocultas, y en la cuña comercial que ofrece una ganga, hay un ‘plomo’ oculto.

El que anda creyendo en promesas electorales, definitivamente que va a chocarse con la mentira. El lenguaje del político es ambiguo; quien lo escucha sin estar preparado, de seguro terminará enredado. Es de hombre sensato, aprender a definir las prioridades en momentos de dificultad; ¿y eso qué es? Pues sencillamente descubrir que en la vida hay asuntos que se pueden tomar a la ligera, pero la mayoría de estos, hay que enfrentarlos con seriedad.

Es lo que llaman interés; eso que es importante a la vida… a mi vida. Al poder le eres útil, mientras sigas confundido, pues con una buena campaña publicitaria, y hábiles comentaristas disponibles, nos harán creer que nada pasará si cerramos la Asamblea Nacional de Diputados, o si el pan desapareciera definitivamente de la canasta básica.

En el momento en que tú te atrevas a establecer el lugar en el que deben ser ubicadas las cosas en tu vida, has dado el primer paso hacia la liberación de tu conciencia. No puedes pensar que eres dueño de tu vida, sin saber el rumbo que tu vida debe tomar.

La paradoja de la democracia es que la mayoría no sabe qué hacer con su vida, pero sobre ellos recae el compromiso de escoger a nuestros mandatarios. Si esta confusión se agudiza, difícilmente encontremos buenos gobernantes, pues cada cinco años aumentarán nuestras frustraciones, y como en lugar de corregir nuestros errores, preferimos caminar a ciegas, tal vez nos aparezca en respuesta de una plegaria, ‘…ese buen lazarillo’ que en la penumbra nos guíe.

* Abogado y docente

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'La paradoja de la democracia es que la mayoría no sabe qué hacer con su vida, pero sobre ellos recae el compromiso'

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