El ataque a las Torres Gemelas: los daños psicológicos y secuelas, 23 años después

Los ataques representaron un trauma colectivo a nivel global
  • miércoles 11 de septiembre de 2024 - 12:10 PM

El 11 de septiembre de 2001 no solo destruyó las Torres Gemelas y dejó casi 3.000 víctimas fatales, sino que también generó un profundo impacto psicológico en millones de personas. Aunque la mayoría de los efectos inmediatos fueron físicos y materiales, los daños emocionales y mentales persisten hasta hoy, y afectan tanto a los sobrevivientes como a la sociedad en general.

Aquí las secuelas que siguen marcando a las generaciones:

El trauma colectivo

Los ataques representaron un trauma colectivo a nivel global. Imágenes de los aviones impactando y los edificios colapsando se transmitieron en vivo, y generaron una sensación de miedo y vulnerabilidad en millones de personas. No solo los neoyorquinos fueron afectados, sino que el impacto emocional resonó en todo el mundo, lo que provocó un incremento significativo en los trastornos de ansiedad y estrés postraumático.

Estrés postraumático en los sobrevivientes

Para los sobrevivientes y rescatistas que estuvieron presentes el 11-S, el trastorno de estrés postraumático se ha convertido en una realidad constante. Muchos han experimentado pesadillas, ‘flashbacks’ y dificultades para lidiar con emociones intensas, una lucha que persiste años después. Incluso hoy, las terapias de salud mental son cruciales para quienes sufrieron los horrores de aquel día.

La ansiedad generalizada en la sociedad

La sociedad en general también ha sufrido un aumento en los niveles de ansiedad tras el 11-S. El miedo a nuevos ataques y la sensación de inseguridad se ha convertido en parte de la vida cotidiana. Las aerolíneas, las estaciones de tren y otros espacios públicos comenzaron a ser percibidos como posibles blancos de terrorismo, lo que generó una atmósfera de tensión continua.

La desconfianza hacia el ‘otro’

Los ataques también contribuyeron a un aumento en la desconfianza hacia personas de origen musulmán y a aquellos percibidos como “diferentes”. Esta paranoia y miedo irracional hacia grupos étnicos o religiosos específicos ha generado una serie de prejuicios que afectan las relaciones interculturales. El racismo y la islamofobia crecieron de manera significativa tras el 11-S, exacerbando tensiones sociales y aumentando los crímenes de odio.

La pérdida de sentido de seguridad

El 11-S destrozó la percepción de que Estados Unidos, y por extensión Occidente, estaba protegido de este tipo de ataques en su propio suelo. Esta pérdida del sentido de seguridad tuvo un impacto psicológico profundo, especialmente entre aquellos que vivían en ciudades consideradas potenciales blancos del terrorismo. Muchas personas, incluso años después, siguen viviendo con una sensación subyacente de miedo.

Los efectos psicológicos en los niños

El impacto psicológico de los ataques no se limitó a los adultos. Muchos niños, algunos de los cuales vieron los eventos en vivo o perdieron a seres queridos, sufrieron trastornos de ansiedad, pesadillas y dificultades en su desarrollo emocional. Estos niños, ahora adultos, continúan lidiando con las cicatrices emocionales de haber crecido en una época marcada por el terror.

El duelo no resuelto

Para los familiares de las víctimas, el proceso de duelo ha sido particularmente doloroso. Muchos cuerpos no pudieron ser recuperados, lo que dificultó el cierre emocional. Además, la magnitud de la tragedia y la cobertura mediática constante hicieron que el duelo de estas familias fuera un proceso público y prolongado, con el trauma reabriéndose cada año durante los eventos conmemorativos.

La salud mental de los rescatistas

Los bomberos, policías y voluntarios que trabajaron en la Zona Cero no solo sufrieron problemas físicos derivados de la exposición a sustancias tóxicas, sino que también cargan con traumas psicológicos profundos. Muchos de ellos vieron escenas devastadoras que han afectado su bienestar mental, llevándolos a sufrir depresión, ansiedad y, en algunos casos, suicidio.

La amplificación del trauma

Los medios de comunicación jugaron un rol crucial en amplificar el trauma psicológico del 11-S. La constante repetición de las imágenes de los aviones impactando y el colapso de las torres generó un trauma indirecto en las audiencias globales. La saturación de las noticias contribuyó a un aumento de los niveles de ansiedad y miedo, incluso entre aquellos que no estuvieron directamente involucrados en los ataques.

La importancia de la salud mental en tiempos de crisis

Una de las lecciones más importantes que dejó el 11-S es la necesidad de priorizar la salud mental en tiempos de crisis. Si bien las heridas físicas pueden sanar, los efectos psicológicos de un trauma masivo pueden persistir durante años, incluso generaciones. A raíz de los ataques, se ha visto una mayor conciencia sobre la importancia de brindar apoyo emocional y psicológico a las víctimas de tragedias masivas.

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