Pepe Mujica: El legado del presidente más humilde del mundo

- miércoles 14 de mayo de 2025 - 10:45 AM
En una región marcada por líderes rodeados de lujos, escoltas y discursos vacíos, la figura de José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay entre 2010 y 2015, se levanta como un símbolo de coherencia, humildad y servicio público. Más que una curiosidad mediática, Mujica se ha consolidado como un referente ético y político para miles de jóvenes y activistas en América Latina.
A lo largo de su mandato, Mujica se destacó no solo por vivir en una modesta chacra y manejar un viejo Volkswagen, sino por donar el 90% de su salario presidencial y mantener un discurso honesto, directo y muchas veces incómodo para las élites. Su estilo de vida y sus decisiones marcaron una diferencia en una época donde la corrupción y el cinismo parecen parte del paisaje político regional.
En Panamá, su legado no ha pasado desapercibido. Jóvenes, movimientos sociales e incluso algunas figuras políticas han encontrado en su ejemplo una guía sobre cómo ejercer el poder sin perder la integridad. Mujica no habló desde un pedestal: habló como un ciudadano más, con los pies en la tierra y una visión profundamente humana de la política.
Además de su estilo de vida, Mujica fue pionero en temas de debate regional, como la legalización de la marihuana con fines regulados, el matrimonio igualitario y la interrupción legal del embarazo. Su enfoque progresista no le restó cercanía con el pueblo; al contrario, fortaleció su imagen de líder genuino y comprometido con los derechos humanos.
“Un presidente no debe ser un rey, sino un servidor del pueblo”, dijo alguna vez Mujica. Y esa frase resume su legado. Hoy, su ejemplo nos recuerda que una política distinta no solo es deseable, sino posible.
Desde Panamá, más allá de homenajes o placas conmemorativas, lo que le debemos a Mujica es mantener viva la esperanza de que otra forma de gobernar con humildad, honestidad y coherencia, todavía puede florecer.