La Teología de Elena

El cuento del Martes del 16 de abril del 2019
  • martes 16 de abril de 2019 - 12:00 AM

En su cuento Teología, la escritora mexicana Elena Garro nos presenta una idea interesante sobre el sueño, pero más allá de esta necesidad humana, sobre la teología. Se trata de la posibilidad de que cuando soñamos, nos vayamos - según haya sido nuestro actuar durante el día - al cielo o al infierno.

Desde la primera vez que leí este cuento, me pareció una idea fantástica, que resolvía de una vez la incertidumbre sobre cuáles de los actos humanos iban o no a contabilizarse para el juicio final y cuáles serían sus niveles respecto a las terribles consecuencias que las creencias cristianas nos invitaban a temer. En esa lógica, quien se portaba mal, ese día tendría pesadillas y quien - por el contrario - obraba bien, tendría dulces sueños. A cualquier contradicción se le podía argumentar, tal como ocurre en el cuento, que lo mismo que la fe, los sueños son sumamente personales y nadie puede prever lo que pasará, a menos que conozca en detalle lo que vivió la persona y lo que piensa más allá de toda convención social.

Dicen que aunque no recordemos, cada vez que dormimos profundamente, soñamos. También he pensado que nuestra mente sigue construyendo posibilidades durante el descanso y deriva en el inconsciente sus preocupaciones y deseos. Esto último explicaría por qué se adelantan imágenes que después identificamos como los deja vu, pero no explicarían si esos sueños que son la mayoría y que no son ni buenos ni malos, son cielo, infierno o unos minutos de purgatorio.

Si soñar es ir a otra vida y no necesariamente una muerte, como dice Garro, ese pasaje al más allá, se parece a lo que no se ve distraído por nuestras vergüenzas, miedos o mandatos sociales. En los sueños somos como no podemos serlo de este lado; volamos, traspasamos paredes, mentes, puertas, hablamos poco, nos encontramos con gente que murió y podemos preguntarles por qué aparecen. Y si esa verdad que su personaje encontró en un pueblo de Asia Menor no puede refutarse, a riesgo de irrespetar la creencia de unos cuantos, creamos del sueño lo que elijamos.

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