Allá vi a tu ex
- martes 20 de noviembre de 2012 - 12:00 AM
A Octavio le valieron caca pura los dos hijos pequeños que tenía con Iris, y se largó feliz y calenturiento con Mirna. Justificó su acción ante algunos con la excusa de que estaba loco con los pechos descomunales de la otra, ‘sin ellos no puedo vivir’, decía, cuando lo cierto era que las dos mujeres, en ese punto, estaban casi que mano a mano. ‘Iris le gana por un pelito’, porque los de ella no están caídos, decían los más mirones. Pero la observación no detuvo a Octavio, quien dejó su hogar dispuesto a formar uno nuevo con Mirna y los cinco pelaos que ya tenía de otros amores.
Desde la primera semana de convivencia surgieron los inconvenientes, porque Mirna regresaba cada día con alguna noticia de Iris.
‘Allá vi a tu ex en la parada, con esas ropas anticuadas que siempre carga’, o ‘por ahí iba tu ex, colgada en el estribo del bus, tan tacaña ella que no puede viajar en pirata’, le decía a diario a su marido, quien se quedaba callado siempre hasta una tarde en la que no soportó y le dijo: Ya déjala en paz, si ella no se mete con nosotros no te metas tú con ella.
Enseguida, Mirna armó un plan para molestar y dejar mal a la sufrida Iris, a quien, pese a ser la esposa, le tocaron los insultos y los trompones que repartió ella antes de tumbarle a Octavio.
Allá vi a tu ex guindada del brazo de un chombón, seguro que ya te olvidó y te buscó reemplazo, le dijo la tarde siguiente. Y repitió el cuento cinco días más hasta que Octavio preguntó dónde la había visto.
‘En la parada, como siempre, luciéndose para que la gente la vea con el otro y te eche el cuento’, le contestó fingiéndose la víctima. El malsabor del comentario disminuyó el apetito de Octavio, quien esa noche no solo no pidió lo suyo, sino que se mantuvo indiferente a las insinuaciones de Mirna, que se violentó por el desprecio y lo largó del lecho nupcial.
Pero a la tarde siguiente, extrañada porque su marido no llegaba del trabajo, lo llamó al celular y le dijo: Acabo de ver a tu ex en la parada, jodiendo con el chombón.
Qué raro, porque yo estoy acá viendo a los pelaos que están resfriados y ella está lavando allá atrás, le contestó Octavio.
Media hora después llegaba Mirna en un taxi a la casa de Iris. Entró como Pedro por su casa, insultando a la dueña y acusándola de quitamarido.
‘Te voy a sacar la mugre como lo vuelvas a llamar con el cuento de los pelaos enfermos, qué poca moral tienes, mira que querer levantártelo después de que él te dejó por mí’, gritaba Mirna, tan afanada que no se dio cuenta de que Iris la agarraba por el pelo y la llevaba arrastrada hacia la tina.
Y por más que pataleó y gritó para soltarse no pudo evitar que la otra la zambullera una y otra vez en la tina llena de agua con espuma de jabón.
‘Para que te laves bien la lengua sucia que tienes’, era lo único que gritaba Iris, quien la soltó cuando sintió que aquella dejaba de luchar. Tuvo miedo de matarla y la liberó.
Fue el mismo Octavio quien llamó a la Policía y acusó a Mirna de meterse a la casa ajena a agredir a la dueña. ‘No vuelvas a la casa’, le gritó Mirna cuando la subieron al patrulla.
‘No pensaba hacerlo’, fue la respuesta de Octavio, quien luego tuvo que volverse para donde su mamá porque Iris no lo aceptó allí.
MORALEJA: AL MARIDO ROBADO NO SE LE RECUERDA A LA EX.