Salud mental y sexualidad: ¿Cómo se conectan?

  • jueves 18 de julio de 2024 - 12:00 AM

Cada persona vive la sexualidad de una manera diferente, formando parte de su personalidad y estando estrechamente unida con su salud mental desde la pubertad. Refleja lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos, influyendo en su estado de ánimo y en su vida en general.

Por este motivo, cuando no se disfruta de una vida sexual plenamente satisfactoria, la salud mental puede verse perjudicada, afectando negativamente a nuestro bienestar, autoestima, humor, concepción del mundo, relaciones sociales y satisfacción personal.

Tanto es así que mantener una relación saludable con otra persona hace que la persona disfrute de una vida sexual satisfactoria, pero también que goce de buena salud mental. Mientras que la falta de amor puede afectarle negativamente en todos los ámbitos de su vida. Y, al contrario, la salud mental puede contribuir a que una persona mantenga relaciones sexuales satisfactorias.

Por ejemplo, el estrés, la depresión y la ansiedad pueden dificultar la capacidad para disfrutar de los encuentros sexuales y hacer que el deseo sexual disminuya. Y las experiencias traumáticas pueden afectar a la salud mental y sexual, incluso a lo largo de toda la vida.

Pero además, miles de personas en el mundo padecen problemas de ansiedad y se separan de sus parejas porque no saben comunicarse sexualmente y terminan distanciándose afectivamente, por lo que las relaciones se enfrían y surgen mayores diferencias entre ellas.

Para disfrutar de una sexualidad sana, deben existir derechos para todas las personas, como el derecho a una educación sexual integral, al placer, a la información y al acceso a servicios de salud, de manera que puede ejercerse libremente la sexualidad, del modo en que cada individuo se relacione con su cuerpo, en cómo se da placer y en cómo se siente

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