‘No tengo la menor duda que Omar Torrijos fue asesinado': Díaz Herrera

‘Primero escuché un sonido de un cohete gigante bien arriba en la montaña y luego una humareda que bajaba rápido del cielo por la ladera', testigo
  • viernes 31 de julio de 2020 - 12:13 AM

¿UN MAGNICIDIO?

El misterioso ‘accidente' aéreo que mató a Omar Torrijos Herrera, dejó algunas pistas que fueron destruidas posteriormente por organismos estatales, según testigos que en su momento no se atrevieron a hablar.

Abruptamente hubo cambios repentinos en el personal asignado a la seguridad personal de Omar el viernes 31 de julio de 1981. Ricardo Machazeck, miembro muy querido de Omar, pertenecía al grupo de escoltas del general pero estaba libre ese día, sin embargo, fue llamado a cumplir su misión.

El teniente coronel Lorenzo Purcell, era el jefe de la escolta del general Omar Torrijos, el mayor Garibaldi, el capitán Arosemena y otros altos oficiales y agentes bien entrenados completaban el grupo, escogido en su mayoría por el jefe de la seguridad del Estado (el Servicio de Inteligencia Militar G-2), Manuel Antonio Noriega.

Noriega era la persona que designaba según su criterio los escoltas de Omar.

La conspiración

El coronel (R) Roberto Díaz Herrera, primo hermano de Torrijos Herrera, está seguro que Omar fue asesinado tras un complot bien ejecutado según relata.

Como antecedente Díaz Herrera cita la relación muy amical que se dispensaban George Herbert Walker Bush y Manuel Antonio Noriega Moreno, hasta hacía seis meses presidente de los Estados Unidos y exdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y el jefe del G-2, de la Guardia Nacional (GN), respectivamente.

Diarios de la época publicaron declaraciones de dos de los hermanos de Omar, Moisés y Hugo Torrijos Herrera, que revelan que ellos habían recibido información de Juan Bosch, expresidente de la República Dominicana, donde aclaraba que el general fue asesinado en la operación de la CIA denominada: ‘Derribar el Halcón en pleno Vuelo'.

Díaz Herrera, por su lado, as egura que ‘al principio tuve dudas porque se decía que era el mal tiempo, pero después y hasta hoy no tengo ninguna duda de que a Omar lo asesinaron', reveló el exjefe de Estado Mayor de las destruidas Fuerzas de Defensa, ente que sustituyó a la G N un año después de su muerte.

El militar plantea el hecho de que el piloto Azael Adames, conocía muy bien en qué tiempo se podía volar y el trayecto en sí que duraba más o menos 22 minutos desde Penonomé hasta Coclesito.

Un libro rojo

De acuerdo con el primo hermano del general, una grabadora pequeña que llevaba alguien había un dispositivo que además de grabadora contenía un explosivo presuntamente de C-4 que fue detonado desde tierra.

Esteban Madrid, [nombre ficticio] exagente del G-2, decidió hablar con El Siglo, con la condición de que protegiésemos su verdadera identidad, y así convenimos.

‘Yo trabajaba en el departamento de Archivo del G-2, ubicado en un sótano de la comandancia general de las Fuerzas de Defensa (FFDD), una vez me tocó entrar al turno de 11:00 de la noche a 6:00 de la mañana, relevé a mi compañero, un agente especial, quien me indicó las novedades', recordó Madrid.

El agente secreto destacó que entre estas novedades de diciembre de 1982, estaba ‘la llegada a esa oficina de un libro rojo de unas cuatro pulgadas de grosor y entre siete y ocho de largo, las páginas eran de un tipo de satinado brillante, con fotografías en blanco y negro y a color. Vi que no tenía ningún tipo de introducción, solo hablaba un personaje sin identificarse, presuntamente el general Manuel Antonio Noriega', reveló Madrid.

Unas veinte páginas hablaba en primera persona detallando, cómo un alto dirigente de del Partido Demócrata Cristiano (PDC), sehabía reunido con dos agentes de la CIA en un café de la Vía España, donde llamaron a un miembro de la escolta de Omar para que llevase un aparato [grabadora], para escuchar las conversaciones del líder', dijo tomando un respiro.

‘El agente de la CIA sacó del bolsillo de su pantalón un aparato parecido a un ‘biper', (un transmisor de mensajes usado en la época principalmente por los médicos), lo mostró colocándolo sobre la mesa, con una navaja sacó los tornillos de una de las caras del dispositivo y convenció de que solo se trataba de una grabadora. Sin embargo, el otro lado de la ‘grabadora' no fue abierto y era donde estaba ubicado el dispositivo con la poderosa carga explosiva, así estaba escrito en el libro rojo', asegura Madrid.

‘Lo primero que pensé al leer el libro hasta unas 20 páginas dedicadas a la muerte de Omar Torrijos, ya que el resto era de otros casos de muertos en la isla penal de Coiba, entre políticos y delincuentes, es que era un agente de la CIA, que le estaba contando todo a Noriega, pero después me di cuenta que fue Noriega quien lo escribió para disimular y echarle la culpa a sus adversarios', subrayó el agente especial.

¿Quien la detonó?

Según el exagente de Inteligencia Militar, al escolta le pagaron más de 100,000 dólares para que llevase el artefacto que colocó en una caja de sodas ubicada en el piso de la aeronave.

Un general del Comando Sur, acantonado en la Zona del Canal, [de quien omitimos el nombre], estaba en la oficina de correos de los militares estadounidenses, en Balboa, recibió una llamada cerca del mediodía que le avisaba que el halcón estaba en vuelo, pero el jefe militar caminaba de un lado para otro, sudaba copiosamente a pesar del aire acondicionado, y finalmente oprimió un botón desde un aparato en dicha in stalación', reveló Madrid.

‘Luego de oprimir el botón rojo aquel alto oficial del Ejército de los Estado Unidos, profirió con un nudo en la garganta: hemos matado a un gran hombre.

Más de cincuenta mil personas asistieron al funeral de Omar Torrijos, concelebrada en la Iglesia Catedral por altos prelados de la iglesia Católica y donde acudieron también, Alejandro Orfila, Secretario General de la Organización de Estado Americanos (OEA) y más de 40 líderes de estados de los 5 continentes.

Raquel Pauzner de Torrijos, su viuda, y sus hijos, Raquelita, Carmen Cecilia, Dumas y Omar recibieron las condolencias de miles de personas que ni siquiera conocían.

Se decretó un duelo nacional por tres días y las banderas de Panamá y Estados Unidos ondearon a media asta, en honor al fallecido general de división post mortem.

Como tributo recordemos una de sus anécdotas: ‘recuerdo bien que yo estaba de mayor jefe de zona en Colón, un diputado deshonesto había hecho un uso incorrecto de 15,000 dólares que había para hacer el gimnasio del colegio Abel Bravo, cuando los líderes estudiantiles se dieron cuenta organizaron u na manifestación, salimos frente al comando de la tropa a i mponer el orden y propiciar la pacífica convivencia, después me di cuenta que se gastaron mil bombas lacrimógenas, me llegó la factura del G-4 que habíamos gastado 30,000 dólares porque cada una costaba 30.00 dólares. Por una simple operación matemática pensé que hubiese sido más económico y menos problemático construirle a los muchachos su gimnasio y no saturar de gas a la ciudad de Colón y dejando aquel resabio de rencor que queda en todo pueblo cuando la fuerza pública aplasta sus sanas intenciones'Omar Torrijos Herrera.

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