Pensión de jubilado: Los malabares de un panameño para sobrevivir
- martes 20 de agosto de 2024 - 4:06 PM
Erick Solís, un hombre de 72 años, forjado por el trabajo y la vida, con diez años de jubilación a sus espaldas, narra con resignación las vivencias y dificultades que enfrenta para subsistir con su pensión actual.
Su historia, como la de muchos otros jubilados panameños, refleja la desigualdad entre el ingreso mensual y el costo cada vez más elevado de la vida.El señor Erick, quien tiene casa propia, en el corregimiento de José Domingo Espinar, vive solo de hace muchos años, ya sus hijos están mayores.
Él solventa sus gastos personales, junto a los del hogar, con su sueldo de la jubilación, que recibe mensualmente.Su época laboral, inició en la década de los 70 y culminó en el 2014, este periodo estuvo marcado por un trabajo arduo y constante.
Contaba con un empleo fijo y para complementar sus ingresos, conducía su taxi por las noches. En ese período de tiempo, también laboró como taxista a tiempo completo. Un panorama laboral versátil, con años mejores que otros, pero, siempre se mantuvo constantemente con un trabajo que le diera un sustento a él y su familia.
A partir del 2008, se dedicó a la construcción, donde ascendió hasta ocupar el cargo de supervisor de acabados y finalmente, jubilarse.Un presupuesto apretado.Erick nos revela que sus gastos quincenales en el supermercado oscilan entre $45 y $50 dólares. Trata de buscar el súpermercado con mejores precios y ofertas. Es obligatorio sobrellevar el presupuesto. Realiza sus compras en un establecimiento cercano a su casa, al que llega luego de caminar 10-15 minutos. En mano lleva un listado de apuntes de lo que planea comprar.
Lo principal es adquirir utensilios de higiene personal, productos de limpieza y comida. Pan de molde, embutidos, arroz, enlatados y carnes, alguno de los productos que se lleva. La prioridad es la comida y siempre está la variable de algún aumento de productos en el súper.A estos gastos de mercado se suman los gastos médicos. Siempre va a la Caja de Seguro Social de San Miguelito a retirar sus pastillas.+
Por otro lado, no siempre puede hacerlo. Cuenta que, ante los escases, las medicinas no siempre son cubiertos por la Caja de Seguro Social y cuando esto pasa, se ve obligado a desembolsar cerca de $40 mensuales adicionales en alguna farmacia privada Y así, la cuenta sigue en aumento.Sin olvidar, los pagos de su casa. Debe hacerse cargo de los servicios básicos.
Luz, agua y aseo. Aunque al vivir solo, son cuotas mínimas, por lo poco que gasta, es otro número más a la cuenta de un jubilado lleno de responsabilidades y obligaciones.La jubilación postpandemia, no es lo mismoLa pandemia, con su estela de restricciones y encarecimiento generalizado, golpeó con fuerza la economía de Erick. Anteriormente podía hacer ciertas actividades de ocio o esparcimiento, que hoy en día no puede. ‘’Todo ha ido en aumento’’ resalta. Los paseos a donde su familia al interior del país, específicamente en Los Santos, que antes disfrutaba con sus ahorros, ahora se convirtieron en un lujo prácticamente inalcanzable.
Asegura, que antes de la pandemia, la jubilación se estiraba un poco más, luego, la cosa cambio. Hoy en día es difícil comprar ropa nueva o calzado. Simplemente algún gusto extra, es duro. Paseos o salidas de ocio, se salen del presupuesto. ‘’Primero es la comida y la salud’’, asevera, anteponiendo de forma clara sus prioridades.Erick aboga por medidas fundamentales para mejorar la calidad de vida de los jubilados. Piensa que se debe establecer de una pensión mínima, que cubra las necesidades básicas de pensionados y jubilados. Así mismo, aboga por la creación de una entidad independiente para gestionar el Fondo de Invalidez, Vejez y Muerte.
Erick propone que la Caja de Seguro Social deje de administrar el fondo de pensiones y se cree una entidad especializada en su manejo, buscando mayor transparencia y eficiencia.La historia de Erick Solís es un llamado a la reflexión sobre la situación de los jubilados en Panamá. Su lucha por subsistir con una pensión acortada frente al aumento constante del costo de vida pone de relieve la necesidad de políticas públicas que garanticen una vejez digna y próspera para este sector de la población.En definitiva, este relato nos hace recordar que detrás de cada cifra y estadística de jubilación, hay una persona con anhelos y necesidades.
Es nuestro deber como sociedad buscar que las autoridades correspondientes creen un sistema que valore y apoye a nuestros jubilados y pensionados. Garantizándoles el bienestar que se han ganado con años de trabajo y dedicación. Para Erik, el futuro de las generaciones venideras no es esperanzador. Prevé que cada vez será más complicado vivir con un sueldo mínimo de jubilación y más aún, para un hombre llegar a la edad de jubilación, que cada vez será más longevo. Amanecerá y veremos.