Biólogo molecular: Los algoritmos de las redes sociales son como un veneno
- miércoles 17 de diciembre de 2025 - 10:50 AM
Jon Kabat-Zinn (Nueva York, 1944), considerado el padre de la meditación de atención plena, popularizada como “mindfulness”, sostiene en una entrevista con EFE que los algoritmos son comparables a un “veneno” para la consciencia humana y recomienda que los padres presten atención a lo que están causando en sus hijos.
“Los algoritmos que impulsan las redes sociales son tóxicos, son como un veneno”, afirma el doctor en biología molecular e investigador, quien en 1979 creó en la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos) un programa basado en la meditación (de raíz budista, pero presentada de forma laica y científica) para la reducción del estrés en el ámbito de la medicina y la psicología clínica.
Desde entonces más de cuatro décadas de investigaciones han demostrado el impacto positivo de la meditación de atención plena en afecciones médicas somáticas como psíquicas, así como en la gestión del dolor, lo que llevó a hospitales, universidades y sistemas de salud de todo el mundo a adoptarla.
En el periodo actual -de cambios ultrarrápidos, de crisis que se suceden unas a otras y de confusión general- el investigador recomienda a los padres: “Controlen el uso que sus hijos hacen de sus teléfonos para que puedan hacer ciertas cosas, como comunicarse con sus amigos, pero que haya otras cosas que no puedan hacer”.
Esta recomendación tiene una relevancia particular en momentos en que gran parte del mundo entrará en breve en un periodo vacacional por las festividades de fin de año, en el que niños y jóvenes estudiantes tendrán más tiempo a su disposición.
El fundador del “mindfulness” sugiere hacer en casa lo mismo que ya se hace en miles de aulas en todo el mundo y que consiste en guardar los teléfonos o dejarlos guardados, y tomarse unos minutos para mirarse a si mismos, observar sus cuerpos y sentir el momento presente.
Recuerda que el teléfono móvil es un invento muy reciente, pero que en poco tiempo ha cambiado incluso la postura de las personas.
“Ahora todo el mundo va por ahí así”, dice, encorvando la espalda al imitar la postura que se suele adoptar cuando se mira la pantalla de móvil.
Sin embargo, asegura que es posible ser “consciente” de las veces en que uno tiene el pensamiento y luego el reflejo de consultar su móvil, que afirma es algo que puede repetirse hasta 250 veces al día, una cifra que da vértigo.
En Ginebra, donde EFE lo entrevistó, Kabat-Zinn ofreció una charla al personal de derechos humanos de la ONU, centrada en mostrar cómo la consciencia interior puede ayudarles a mejorar su eficiencia y resiliencia, además de una conferencia en la Universidad de Ginebra, auspiciada por el principal centro hospitalario de la ciudad.
En este último, la Unidad del Humor y la Ansiedad, que forma parte del Departamento de Psiquiatría, tiene desde hace una década un programa de meditación basado en el método de Kabat-Zinn.
Su público son pacientes con un espectro muy amplio de trastornos y patologías, como depresión, bipolaridad, la fibromialgía, afecciones cardíacas, migrañas, hipertensión, problemas dermatológicos, y muchos más.
Además, ha abierto paralelamente otro programa dirigido a adolescentes (de 10 a 25 años), a padres de niños hospitalizados, y cuenta con talleres regulares para su personal.
Al igual que a finales de los sesenta se creía absurdo que la meditación podía ser incorporada a la medicina y luego la evidencia científica demostró los beneficios objetivos de la primera en la salud, Kabat-Zinn cree en su potencial impacto positivo en el trabajo de organizaciones como la ONU y de los gobiernos.
Al respecto remata con una reflexión sobre su propio país: “¿Sabes?, (Donald) Trump no es el punto final de lo que está pasando en Estados Unidos, que quizás pase por una época aún más oscura que la actual, pero ni siquiera la oscuridad total es permanente”.
“Habrá ciclos de luz y oscuridad, y tenemos que entenderlo (...) y eso es la meditación. Cuando me siento dejo de hacer todo y simplemente me dejo llevar a lo que verdaderamente soy”, dice.