Hollywood se interesa en Laffit Pincay

- lunes 21 de mayo de 2018 - 12:13 AM
ENTREVISTA
Desde chico sabía que no iba a vivir en Panamá y que tendría una hija de ojos azules. El destino se lo cumplió tal vez como un acto adivinatorio. Pero su destino era montar caballos y ser uno de los mejores jinetes que ha dado el país. La leyenda hípica, Laffit Pincay habla sobre su vida al Polígrafo,
¿Qué recuerda de tu infancia en San Felipe?
Recuerdo una infancia en la que éramos bien pobres, pero éramos felices. No teníamos muchos problemas de que alguien se iba a llevar los niños o esas cosas. En Estados Unidos es muy difícil que un niño se vaya a jugar por ahí sin vigilancia. Me gustaba mucho la playa, yo siempre estaba metido en la playa.
¿Cómo le marcó ese tiempo en tu vida?
Yo jugaba béisbol. Me hubiera gustado ser beisbolista.
¿Se frustró de no haber sido beisbolista?
No, bueno, hubiera sido bueno. Pero yo era muy chico, por eso seguí los consejos que me dio el trainer (entrenador): tu eres bueno pero eres muy chiquito, por qué no eres jinete como tu papá, me decía. Y eso me dio idea.
Tengo entendido que hay planes de una película de su vida, ¿se anima?
A lo mejor, no se.
Así como a Roberto Durán le hicieron la suya?
Si, por qué no. Aunque yo no actuaría.
¿Quién se ha acercado de usted de la industria del cine?
Ahí estuvieron haciéndose las gestiones pero aún estamos en conversaciones, no me han dicho más nada. Me gustaría que me hicieran una película.
¿A qué escena le metería más mente?
La verdad no se. Ganando carreras grandes me traería buenos recuerdos.
¿Es una oferta jugosa?
Eso estaría muy bien, tendría que tener un agente para eso (risas). Se llamaría el gigante de metro y medio.
¿Eso es lo que mide?
(risas) no se, mido 5.1 pies sin zapatos. Es buena estatura para ser jinete, hay algunos más altos y otros más pequeños. Todo depende del peso, eso es lo más importante.
¿Cuánto pesa en este momento?
Como 130 libras. Y sin ropa 126 o 125 libras. Para poder montar en el peso que yo estaba montando tendría que pesar 112 desnudo. Para ser 117 con ropa. Pero yo tenía que sacrificarme para estar allá abajo. Le voy a decir la verdad, eso fue lo más difícil de mi carrera. Las rigurosas dietas, y dietas locas que hice que iban en detrimento de mi salud. Pero uno esta joven y uno se impone. A medida que pasaron los años me puse más inteligente sobre qué comer y casi al final de mi carrera hice una dieta que me ayudó muchísimo, con frutas y nueces.
Cuando empezó su carrera, le presentaron a Fred Hooper y a Carlos Marín, ¿qué pasó cuando ellos se acercaron a usted con la propuesta de llevarlo a montar en Estados Unidos?
Yo estaba montando aquí en Panamá, lo estaba haciendo muy bien. El señor Navarro, que era el gerente del hipódromo Presidente Remón me dijo que Mr, Hooper -que ya había contratado anteriormente a Braulio Baeza y a Jorge Velásquez- me dijo que me quería contratar para irme a Estados Unidos. También ese era mi sueño.
¿Qué edad tenía entonces?
Yo tenía como 18 años.
¿Qué sintió en el momento?
Me sentí muy bien, tuve que convencer a mi mamá que estaba indecisa en dejarme. Yo era un chiquillo. Finalmente me dejó ir y trabajé un par de caballos en el hipódromo de Gulfstream y me dio un contrato por tres años.
¿De cuánto era el contrato?
La verdad que el contrato no era bueno. Era uno en el que yo tenía que hacer mucho trabajo. Mucha gente le aconsejó a mi mamá, después de leer el contrato, que me regresara. El apoderado tenía todos los derechos, esa era la desventaja. Pero yo le dije a mi mama: tres años se pasan rápido, y yo quiero coger la oportunidad.
¿Qué se siente ser un hombre tan famoso?
Quieres que te diga la verdad, nunca le presté mucha atención a eso. Siempre me mantuve sereno, tranquilo con eso. Es bueno que la gente lo reconozca a uno, pero nunca se me fue la cabeza, siempre he tenido los mismos amigos.
¿Concibe su vida ahora sin montar después de 48 mil veces que lo hizo?
Si, pero al comienzo me fue muy difícil. Muy muy difícil, yo la verdad que no quería salir de la casa. Quería ver televisión, me deprimí un poco.
¿Cómo fue el momento de la caída?
Yo estaba montando un caballo que se llamaba Trampus II, era favorito en la carrera y yo venía pasando una curva. Al caballo le gustaba tirarse hacia dentro, entonces cuando fui a pasar un caballo, un aprendiz que vino de Francia, un muchachito se metió por dentro pero dejó que su caballo se saliera para afuera. Cuando se puso en frente de mi, yo traté de evitarlo, pero el caballo mío como le gustaba tirarse para adentro no lo pude evitar. Así que él se puso delante de mi y mi caballo le tocó las patas y nos fuimos los dos. Me pasó por arriba y fue muy fuerte.
Cuando uno es un jokey famoso, ¿eso es un atractivo con las mujeres?
Sí, bueno, como en todo. Pero ya no es como antes. Tu vas al hipódromo y no hay mucha gente, no van muchos grupos de muchachitas cuando iban juntas al hipódromo a ver las carreras, no hay eso. Yo me siento muy triste de lo que está pasando en California, que esta semana solo tienen tres días de carrera. No hay mucha gente, los premios han bajado y los dueños de caballos los están mandando a otros hipódromos.
¿Usted cree que su destino en esta vida ya estaba escrito?
Yo no se. Yo creo que sí hay algo en eso. Yo me acuerdo cuando yo estaba chico y miraba a las estrellas, yo decía: yo se que no voy a quedarme en este país. Y se que voy a tener una hija con los ojos azules, y al tuve. Mi hija tiene unos ojos azules muy lindos, pero la mamá los tenía bien chocolates. Yo tengo los ojos claros, así que yo creo que salió a mi abuelo que era cubano. Yo me decía, pero aquí en Panamá todo mundo tiene los ojos negros.. Yo tenía ese presentimiento a los 7 u 8 años de edad.