La esclavitud negra

Los negros esclavos fueron los dignos ejemplos de lo que hoy es la más grande violación de los derechos
  • viernes 16 de agosto de 2019 - 12:00 AM

En Panamá la Vieja, al igual que en todas las regiones conquistadas por los españoles, portugueses o franceses, la esclavitud formó parte de la estructura social. Para 1607, los tratantes y comerciantes de esclavos eran los portugueses. Los siervos, traídos de África en forma inhumana, eran apresados o comprados por algún reyezuelo de esa región a cambio de armas o comida. Embarcados y encadenados, su travesía en el mar resultaba muy dura, porque no recibían atención ni alimentos. Muchos morían como resultado de enfermedades y los pésimos tratos. Según el Dr. Mario Molina, en 1644, entraban a Panamá tres mil prisioneros y su dueño debía pagar dos reales. Agrega Molina que el capitán Marcelo García Cañas afirmó que ‘había introducido a la ciudad de Panamá, 459 esclavos. Entre varones y hembras'. De estos se vendieron 274. De este grupo, murieron 10 y 20 se fugaron. Los datos confirman que cada uno se vendía a 300 pesos.

Los cautivos negros se vendían como cualquier objeto, pero se tenía presente su altura y destreza. En caso de fallecido el dueño, mediante testamento legaba a algún familiar el esclavo, o lo daba en libertad. Los siervos llevaban a cabo distintas tareas. Así asegura Juan B. Sosa cuando los dueños al salir de sus casas: ‘no falta poder ir por las calles sin sol; demás que no hay ningún negrito con quitasol que le hace sombra por doquier que va, y ampare si llueve del agua'. También servían en las tareas de las haciendas, en la reparación de la ciudad y transporte por el río Chagres, minería o buchería de perlas en la isla del Rey, etcétera.

La presencia de los negros generó la marginalidad y prejuicios sociales impuestos por la élite peninsular española y los criollos, lo que produjo la deserción de los negros, que se organizaron en palenques. Ni las supuestas leyes protectoras del Rey Carlos cesaron la explotación. En Nombre de Dios hubo rebeliones encabezadas por el valiente Bayano. Los cimarrones realizaban su fuga de los centros urbanos y de las haciendas. La respuesta de la colonia española fue la de combatirlos lo cual allanó el camino de la defensa llevada por la orden religiosa de los Dominicos. Singular hazaña fue la de fray Bartolomé de Las Casas. Su travesía la llevó desde Santo Domingo hasta Cuba donde recibió una Encomienda de indígenas, al percatarse del despojo que sufrían renunció a sus propiedades ante el Gobernador.

Las desventuras de los negros esclavos quedaron escritas en la Obra de Juan de Miramomtes Zuozola, Armas Antárticas, escrita en 1704 en 20 cantos que describe, entre otras cosas, la expedición del pirata Ohenham cuando se narra en la obra que se dirigió a la ensenada de Acla, lugar donde fue decapitado Vasco Núñez de Balboa. Era el área de los dominios de Bayano. La descripción de este negro escapado de los españoles, es suprema expresión de admiración. Cuando dice la obra de Zuozola sobre él lo siguiente: ‘Era de formidable aspecto fiero, corpulento, feroz, basto membrudo, de traza, de lenguaje bozal, de ingenio guerrero, tan ágil, denodado, pronto, agudo, que al claro día ni a la noche oscura no estaba en parte de él cosa segura'.

No le quedó otra salida a los negros alzados que proseguir su lucha y, en tal caso, se unieron a los piratas con el fin de infringir derrotas a los españoles. Así fue que el pirata Francis Drake se valió de los cimarrones, para buscar la cooperación e información del lugar donde pasaban las recuas cargadas de oro y plata.

El primer personaje mencionado en la época temprana es Nuflo de Olano quien acompañaba a Núñez de Balboa, en la llegada al Pacífico, cuando se le otorgó el permiso de traer 17 esclavos. Es probable que Olano haya sido parte de ese grupo de esclavos que Balboa mandó a traer en 1517 de la isla española (Santo Domingo). Según Sosa, el Rey dio autorización, en 1627, la cantidad de 100 africanos en Panamá, para trabajar en Santa María La Antigua del Darién.

Los siervos fueron utilizados en la explotación de las minas en Veraguas. A lo cual Alfredo Castillero Calvo en su obra: Sociedad Economía y Cultura Material, señala que Domingo González llegó a limpio y sin un peso, siendo el resultado obtener una ‘cuantiosa fortuna tras hallazgo de una granjería repleta de oro.'

En realidad, los primeros esclavistas fueron los portugueses, lo que produjo pugna entre países, y se concedía licencia a las personas para esta empresa. Los negros esclavos fueron los dignos ejemplos de lo que hoy es la más grande violación de los derechos. Muchos pagaron ahorcados y otros según documentos del Archivo Nacional de Panamá se les aplicaba el desgarretamiento, corte de un tendón de la pierna para evitar su huida. Cabe hoy rescatar la memoria histórica del holocausto de la colonia.

HISTORIADOR

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